domingo, 7 de abril de 2013

Historias y motes (Lobi)


José Murillo Gómez Aguatea

Hijo de Francisco Murillo Grillo y de María Gómez Gálvez. Era el menor de 5 hermanos: Juan (“Juanillo”), Valentín (“el Practicante”), Higinio (murió muy joven), Josefa, que se casó el 23/05/1932 con Valentín Muñoz Díaz, (hermano del padre de “los Simancas”) y José.

Se criaron en los Baldíos, en el cortijo Las Perillas, que está en Majalavaca, frente a la Catalana, y se trasladaron al pueblo siendo ya mozos. Nació el 26/11/1919. Hermano de D. Valentín el “practicante”.

Se casó con Carmen Bueno Castillo, la del Estanco y tuvieron un hijo, José; que en la actualidad vive en Madrid casado con Aurora García García, natural de Zapardiel (Ávila).

Desde sus años mozos se dedicó a la peluquería (antiguamente barbería). Era uno de los barberos que había en el pueblo. En un principio, de soltero, tenía puesto el negocio en la calle Fontana, (a partir de 1931 dio en llamarse calle Joaquín Costa, pero en la actualidad conserva el nombre de Fontana) en una casa que le tenía alquilada a Antonia la Bomba. Cuando se casó con Carmen, puso la barbería en una casa de la Plaza de la República, nombre de la actual Plaza de España.
 La casa era de su suegro, Sebastián Bueno Tabales. Era una sola casa lo que hoy ocupan dos, pues la dividieron en dos partes, una para el nuevo matrimonio, donde puso la barbería y la otra parte se quedó su suegro con ella y era la del estanco. Esta parte es donde Francisco Calderón tenía el bar.
El mote le viene de cuando era un niño. Ocurrió un día que junto a sus amigos, intentaban subirse a un árbol a coger nidos. Fue de los primeros en subirse y animaba a los compañeros a que lo hicieran también, pero, como no pronunciaba bien las palabras, en vez de decir: “Venga, gatear para arriba”, decía: “Venga, aguateá, aguateá pa´rriba” y por eso se le quedó el dichoso mote.
(Datos aportados por su hijo José).
Filomena Castillo la de Aguedita
Hija de José Castillo Ruiz Currito y de Amalia Barradas Carvajal. Su marido es Juan Barradas el Gato o el Molestias y madre de Fernando Barradas Castillo.
Le viene el mote de su abuela paterna, que se llamaba Águeda Ruiz. Su casa está en la Verea.
Manuela Cordobés Sánchez la Bastiana
Se casó con José Lora Cortés “el Gorra” y tuvieron tres hijos:
Nicomedes, Antonio y Manuel, que heredan también el mote Gorra” de su padre.
Los tres hermanos se criaron en San Bartolomé, tierras que al cabo de los años cuando se vinieron al pueblo, vendieron aManuel “Rocamora” y a su cuñada Polígona “la Zamorana”.
Siempre la conocí viviendo con su hijo Manolo en la casa del “muro”, situada en la plazoleta de las escuelas de arriba y vecina deJuan “Rubín”.
Era una mujer bastante fuerte y muy gruesa, aunque de carácter apacible y muy pausada en su manera de hablar y andar, tal vez producto de la experiencia de los años.
Recuerdo de ella dos anécdotas que siempre me llamaban poderosamente la atención cuando yo iba a la escuela.

1.- Cuando Juan “Rubín” sacaba los mulos a la calle y éstos llenaban todo el suelo de cagajones, ella acostumbraba a salir con un escoba de palmas y un recogedor de metal; los recogía al mismo tiempo que barría la calle y luego los metía en la casa, en la estercolera que tenía al final del corral donde había unas pizarras, muy común en muchas casas de Fuente del Arco. La casa hacia cuesta abajo hacia el lado de la carretera y aquello era pura piedra. Posteriormente los vendía como abono para las huertas. Tanto a su hijo Manuel como a su nuera, Justi, no le hacía mucha gracia y siempre le estaban regañando.

2.- Siempre llevaba un pañuelo blanco “reliao” alrededor de la frente que casi le tapaba los ojos y no podía ver bien. Andaba muy derecha y con unas zancadas largas y levantando bastante la pierna derecha, sería producto de la poca visión que le permitía el pañuelo. En una ocasión, cosa de chiquillos, le preguntamos por qué se lo ponía y nos contestó: “Pa´quer sudó no me caiga pa´bajo, niños”.
El mote de “la Bastiana”, según contaba su nieto Manolito en ocasiones, se lo pusieron por el nombre de su madre, o sea, la bisabuela de él, pues se llamaba Sebastiana Sánchez. De Manuela hija de Sebastiana, generó con el tiempo en Manuela “la Bastiana” y se le quedó para toda su vida.
Los Calados
Antonia Calado Murillo (Fuente del Arco 25/04/1932—16/10/2000), hija de Carmelo Calado Calero y de Josefa Murillo Chávez, es la que da origen a éste mote que por supuesto, no lo es. Es su primer apellido y desde que se vino definitivamente al pueblo, (había estado acomodada junto a su marido e hijos en varios cortijos de los pueblos de la comarca) a la gente le dio por llamarla Antonia la Calada creyendo que era su mote. Si damos por hecho que Calado es masculino, al ser mujer, se feminiza el apellido y comienzan a llamarla así y a ser conocida por Antonia la Calada. A raíz de esto ya se le considerará como mote. Sus seis hijos pasan a ser los Calados y como tal se les conoce en el pueblo, aunque solo a uno de ellos; José Antonio, realmente no se le conoce por su apellido-mote, sino por el de Miranda o Mirinda. Antonia murió, a los 68 años.
José Romero Mateos, Romero el de los Callejones
Hijo de José Romero y Josefa Mateos, más conocida por Josefa “la Porrilla”. Sus familiares más directos en el pueblo eran sus primos hermanos, Ramón “Medalla” y José “Sietecuartas”.
Más conocido por Romero “el de los Callejones” que por lo borrachín que era. El mote le proviene porque vivía en la última casa de la Verea, justo al lado de unos barrancos que había al “lao” del regajo que pasa por detrás de ésta calle y que da inicio al comúnmente llamado “Camino de los Manaeros”.
Era un bebedor empedernido y estaba 25 horas ebrio  de las 24 que tiene el día. Estuvo durante muchos años trabajando en la finca “el Cuaco”, en el término municipal de Guadalcanal, como trabajador fijo aunque en realidad era eventual, había épocas que no trabajaba allí pero en la temporada de la aceituna de verdeo como en la de aceite, allí estaba, incluso como manijero algunas veces. En la tala del olivo, era el que iba detrás de la cuadrilla de “talaores” quemando el ramón; o sea de “quemaor”. Al final el dueño tuvo que despedirlo porque casi siempre estaba bebido. Se apuntó al “paro” que por aquel 1978 lo gestionaba el Ayuntamiento y daba trabajo a los hombres en edad de trabajar cuando recibía subvenciones de la Junta. (En el pueblo se le llamaba a éste trabajo “las calles”). Pero cuando José trabajaba en “el paro”, el encargado o capataz por aquel entoncesManuel Bueno “Lobito”, tenía los mismos problemas con él y, pasándole un poco la mano, lo mandaba solo a “trabajar” donde nadie lo pudiera ver
y así poder dormir “la melopea”. A veces eran varios días los que tardaba en aparecer y cuando volvía a presentarse al trabajo, otra vez el mismo problema. Así durante toda su vida. Había veces que
se negaban a darle trabajo en algunas faenas por éste motivo en algún sitio y entonces se dedicaba a hacer cuatro chapucillas de albañilería. 
Durante los años 1977/1982, se dedicó en el verano a recoger zumaque en “los posíos” de la sierra, pues había un comprador de Cazalla de la Sierra (Sevilla) que lo compraba y lo pagaba en los primeros años a 5 ptas. y a partir de 1982 a 7. El representante en el pueblo de dicho comprador era Joaquín Cabezas “Pitín” que se encargaba de avisar al comprador para que viniera con un camión a recoger la carga, iba a la casa del propio vendedor, se pesaban los sacos, se cargaban en el camión;“Pitín” cobraba su comisión y Romero la suya. En éste tiempo del zumaque eran constantes y famosas las broncas que Romeromantenía con Francisco Lozano “Cascorro”  por las matas de zumaque pues, se acusaban mutuamente de habérselas quitado el uno al otro. Luego se arreglaba todo cuando trillaban el zumaque en “las Imiñacas” y al otro día, la misma canción.
Como siempre iba con su botella a todos lados metida en uno de los bolsillos de su chaquetilla de franela, cuando alguien del pueblo le afeaba su conducta de bebedor, siempre contestaba con la misma frase acuñada por él mismo para tal efecto: “- Si por los regajos corriera vino en lugar de agua, se vería más de una rodillera”.
Mª del Carmen Bueno Muñoz la de Chochogordo
Hija de Fernando Bueno Chávez y de María Muñoz Lobo, matrimonio que tuvieron seis hijos: Mª del Carmen (Chochogordo, la mayor), Agustina la de Pérez, Antonio (reside en Sevilla), Isabel (madre de Chávez), Manuela (madre de Gregorio y Angelito el Curina) y Fernando (el más pequeño, que reside en Trasierra).
Mª del Carmen era baja, regordeta y bastante tranquila, con ciertos aires de languidez y síntomas de no ser muy espabilada. Se casó con José Murillo Josefín y tuvieron tres hijos: un varón (Facundo el de Josefín) y dos hembras, Pepa (casada con José Parente, hijo de Carmen la Parenta y Dionisio) que vive en Gerona, y Luisa.
Según le escuché un día a un vecino del pueblo y familiar suyo, decía que lo de “chochogordo” le venía porque era muy tranquila, lenta y bastante torpe para hacer las cosas y que su madre, cuando le mandaba que hiciera algo y tardaba mucho, le decía: Anda, hija, que tienes un chocho más gordo …
Ángel Murillo Lozano, el Choncho
Tanto él como sus hermanos han sido siempre conocidos por los Chonchos. Los hermanos Chonchos son: José, casado con Antonia Jiménez, hija delTierrablanquero; Luis, (llegó a sargento de la Guardia Civil) casado con Gala Pérez Bueno; Julia, casada con Alfonso Maera y él, conocido por Angelito el Choncho, que se casó con Josefa Murillo (hija de Juanillo) y han tenido dos hijos: Luis y María del Ara.
Siempre ha estado dedicado a trabajos esporádicos y eventuales, de temporero, en cualquier oficio, pero mayoritariamente ha trabajado la mayor parte de su vida en la tala de árboles. 
En una ocasión, levantó casa y familia y se trasladó hasta Getafe, a trabajar en los albañiles pero solo permaneció allí durante dos años porque según decía él cuando volvió al pueblo, “la vida de ciudad no era precisamente lo que más le gustaba”.
Cuando se vino de Getafe, se enroló durante algunas temporadas en la tala de encinas en la Morala,  junto con Francisco Juanillo (su cuñado), Francisco Zalea, Juan Diego Diplori y José Pérez. Durante otros años y en la temporada de la tala del olivo, fue talaor con Manolo Barragán el Cooperativa, en la finca La Palomilla que pertenece al término municipal de Guadalcanal, situada entre esta localidad y Alanís de la Sierra; ambas de la provincia de Sevilla.
Entre finales de 1988 y los primeros meses de 1989 (hasta mayo) estuvo en laJesa. Mientras que el grupo de talaores formado por Angelín el de Lobito, Francisco Juanillo, Francisco el de Zalea, Rafalín el de la Jesa y Marcos Ortega Espínola (yerno de Marín), iban talando a destajo y cobraban la encina a 250 pesetas.
él se dedicaba a ir amontonando la leña menúa para luego quemarla o para hacer cisco, puesto que se habían comprometido con el dueño para que el terreno quedara limpio de leña para cuando las ovejas tuvieran que ir a pastar por allí.
Como ese año, desgraciadamente, no hubo cosecha de aceitunas y había que buscarse trabajo, formaron un grupo para que hiciera cisco y así cumplían con lo pactado con el dueño. A este grupo formado por Francisco Manuel Lobi, Juan Barradas Calado, Antonio y José Angel Tardío los Teniente, Antonio Domínguez y José  Angel Martín el Porrita, se les unió más tarde el grupo de talaores y elChoncho y estuvieron haciendo cisco hasta el mes de mayo. La leña gorda se la vendían a Juanito Chirimías (vive en Zaragoza) a 4 pesetas el kilo. Él enviaba los camiones y  se encargaba de venderlos, unos en Zaragoza y otros los vendía en Francia.
En cuanto al cisco, como hicieron tantos sacos, unas veces lo vendían y otras se llevaban a la casa de alguno de los del grupo. Cada miembro del grupo, reunió en su casa más de 80 sacos de cisco (durarían para varios años) y otras veces, los iban vendiendo por la calle. Se cargaban en el tractor del Teniente que era el que los acarreaba y se vendía el saco chico a 250 pesetas.
el grande a 300 y la saca grande a 400. El encargado de comprar los sacos vacíos era el Choncho en la Cooperativa de Llerena, a 5 pesetas la unidad.
Entre los años 1985 a 1990 fue aparcero de Manolo Villazán Viborín pero solo de la huerta de la Parrilla, pues los olivos los llevaba él personalmente.
Angelito era más bien bajo, siempre muy dispuesto a todo y capaz de meterle mano a cualquier trabajo y, sobre todo, tal vez por eso lo del mote, rechoncho, que posiblemente le viniera de alguno de sus antepasados y fuera característica de dicha familia.
En 1990 se jubiló por problemas de una enfermedad pulmonar y murió joven aún, el 23 de Noviembre de 1999.
Liberto Gutiérrez el Coguta o el Cogutario
Según versión de un conocido de Guadalcanal (Sevilla), me comentó que el mote le provenía por uno de estos motivos:
1º.- Porque se crió en una pequeña chabola o choza al igual que hace la cogutapara depositar sus huevos.
2º.- Por buscar alimentos en las orillas de los caminos y veredas que era por donde pasaban las gentes antiguamente y podían darle algo para poder comer (igual que la coguta busca su alimento en orillas y bordes de los caminos).

3º.- Porque se escondía muy bien cuando pequeño para que no descubrieran quién era el que hacía tal o cual travesura (la coguta se camufla bastante bien en el terreno y es difícil verla).
Desde que lo recuerdo, vivía en la primera casa de la Verea (hoy en día calle Carmen Moruno). Yo lo conocí estando ya viudo. Tenía tres hijos: Claudio, que tenia la casa en la calle Bajo frente a la de Luis Pasiche, Pepa, casada con José Romero Bueno, hijo de María la Gorda y José Barbancho, y Sebastián que vivía/vive en Madrid.
Todos sus descendientes son llamados “Cogutas” o “Cogutarios, incluido su yerno.

Ø       Josefa Gutiérrez, la Cogutaria
Hija de Liberto Gutiérrez el Coguta. Casada con José Romero Bueno, nuera de María la Gorda y José Barbancho. Tiene cuatro hijos: Claudio, Mª de los Ángeles, Mª del Ara y Gema.  Cuando el Ayuntamiento de Fuente del Arco gestionaba los trabajos de “las calles”, como se le llamaba a los jornales que el Ayuntamiento proporcionaba a los trabajadores del pueblo cuando se quedaban parados sin trabajo, Pepa fue una de las primeras pioneras, junto a Mari Pino y Dolores Gil, en trabajar junto con los hombres en los mencionados trabajos; pues aproximadamente hasta 1980, estos jornales solo eran para los hombres.
Ø       Claudio Gutiérrez, el Cogutario
Hijo de Liberto Gutiérrez el Cogutario, hermano de Pepa y Sebastián. Casado con Anita Santos y padre de 3 hijos: Ana Mª, Leonardo (durante algunos años estuvo trabajando en la finca “Altarejos”, en el término municipal de Valverde de Llerena, cuyo mayordomo o encargado general era José Antonio Hernández y cuyo dueño es Carlos March) y María del Ara (casada con Gabriel Antonio, hijo de Gabino el Albañil).
Claudio siempre estuvo acomodado en la finca Cenaoscura, situada en el camino de Guadalcanal, justo en el cruce con la venta La Liebre. En el pueblo contaba con una casa que tenía en la calle Bajo y sus traseras daban a la cerca del Tío Lobato, con una puerta de metal vieja, herrumbosa, desvencijada y más bien como pieza decorativa, ya que nadie tenía problemas para entrar o salir por dicha puerta.
La casa de Claudio era la última casa habitada de esa acera, pues, a continuación de la puerta de la cerca, se encontraba donde primero herróManolo el Herrador, posteriormente Fernando el Muso y, a continuación, el viejo edificio del cuartel de la Guardia Civil.
Antonio Lora el Curita o el Lorita
Hijo de Nicomedes el Gorra. Está casado y tiene dos hijos. Vive en Arganda del Rey (Madrid). El mote de Curita, le viene por su ingreso para estudiar en el  Seminario de Badajoz, del cual se salió años más tarde.
Lorita es el diminutivo de su propio apellido. Siempre lo conocí soltero hasta donde yo recuerdo, eso no implica que en la actualidad esté casado.
Carmen Moruno Rodríguez Doña Carmen la Maestra
Conocida en nuestro pueblo durante 40 años por Doña Carmen.
Natural de la provincia de Sevilla nacida el 03/12/1910. Cursó estudios de enseñanza preparándose para impartir la doctrina educativa, la moral y ética de la época y para instruir a una población empobrecida por largas miserias, lacras de guerra, humildes, pobres y en su mayoría, analfabetas.
Sus predecesoras en el cargo de la enseñanza en Fuente del Arco habían sido siempre maestras ya entradas en años, no llegaban a viejas pero, tratándose de la época, primer cuarto del siglo XX, daban esa impresión. En 1918 impartía la enseñanza Doña Luisa Morales, sustituida por Doña Hermenegilda Gallego, reemplazada ésta a su vez por Doña Esperanza López de Sena hasta principios de1933, que la sustituye Carmen Moruno Rodríguez.
Doña Carmen había terminado su carrera el 22 de Julio de 1931 y permanece sin ejercer hasta que le sale su primer pueblo, una sustitución por jubilación en el lejano Fuente del Arco, en la provincia de Badajoz; muy lejos, según la época. Dispuesta siempre para todo, acepta la plaza concedida en su calidad de sustituta tras tanto esperar y pone rumbo a la localidad para terminar aquel curso de 1933.
Las autoridades se llevan una tremenda sorpresa, pues no esperaban que la nueva maestra fuera casi una niña con apenas 23 años recién cumplidos, con aquel carácter dulce y apacible, con una ternura que rayaba en lo maternal. Pocos podían imaginar, ni ella misma, que aquel pueblo apartado de la provincia de Badajoz iba a ser su primer destino, pero, también el último.
Aquel primer día en Fuente del Arco, a su llegada al pueblo, iba acompañada de su abuelo, un hombre mayor que, para él, aquella niña no era su nieta, era como su propia hija(A los pocos días de su llegada al pueblo le confirman la plaza para el curso siguiente).
Como anécdota referir que, a los pocos días de estar en Fuente del Arco, fue la madrina de bautizo de una niña llamada Margarita Pablos (mi madre), niña que pocos años después se convertiría también en alumna suya.
Primeramente y como provisional, se alojan en casa de una vecina del pueblo llamada Elena, posteriormente conocida por la Señorita Elena (vivía al final de la calle Alante junto a la plazoleta de las escuelas, al inicio de los Callejones) que vivía con su hermana y tenían una habitación de momento disponible. Durante el relativo corto tiempo que estuvo allí, entró en el convencimiento de hacer reflexionar a Elena, por sus largas conversaciones, por su saber y por su conocimiento de la enseñanza, la idea de dar clases en el verano a los niños del pueblo que durante éste periodo del calor, no tenían nada que hacer y les vendría bien para el curso siguiente. Cuando al final se decidió, su habitación pasó a ser escuela y Doña Carmen tuvo que buscarse un nuevo alojamiento; esta vez se traslada a la casa que hoy en día es de Joselín Calderón el de Cartuja, en la calle Real y por último, se fue a casa de Rosalía solo por unos días, hasta tanto encontrara una casa definitiva; sin embargo, aquellos pocos días que iba a estar en casa de Rosalía, por arte de magia, se transformaron en casi 40 años de estancia permanente.
… Y comienza su primer curso completo el 01/09/1934 y continúa en 1935, curso en el que tiene matriculadas 108 niñas comprendidas entre los 6 y los 13 años de edad.
… Y comienza a enseñar a sus primeras alumnas y a pasar los años. Sus primeras alumnas se hacen mujeres y tienen hijos/as y esas niñas serán también alumnas suyas y muchas de ellas, al hacerse mayores tendrán niñas también que serán nuevamente alumnas de Doña Carmen, en los primeros inicios de los colegios mixtos. Toda una vida dedicada a la enseñanza, a tres generaciones de mujeres distintas pero de la misma familia.
Así transcurrió toda su vida, entre clases y clases, envejeciendo al cariño de su pueblo adoptivo, entre las mujeres que años atrás habían sido sus niñas y que incluso preparaba cristianamente para hacer la Primera Comunión.
Llegó una joven esbelta, de larga y abundante melena y se jubiló toda una señora mayor, entrada en carnes por los años y con el pelo blanco cual nevada la hubiese pillado fuera de cobijo.
… Y el día de su jubilación llegó un 3 de Diciembre de 1980, con 70 años de edad.
En la comida de homenaje que le ofreció el pueblo de Fuente del Arco, con las autoridades civiles, eclesiásticas, docentes y con muchas abuelas, madres e hijas, “sus niñas”, a la cabeza de todos ellos, se despidió de su pueblo con lágrimas en los ojos y uniéndolos a todos ellos en un simbólico abrazo de cariño junto a su corazón.
26 años después de su jubilación y contando 96 años de edad, murió en Octubre de 2006. Como grato recuerdo de ésta gran persona que forma parte de la historia de nuestro querido pueblo y en homenaje suyo, la antigua calle Vereda lleva su nombre en honor del gran símbolo humano que fue.
José Paz Fany
Hermano de Mª Antonia la Cojinade Mariana, del Clase media, de Tijero, y de Higinio, casado con la Preciosa. Se casó con Concepción López Trimiño, laVerdura. Tuvieron dos hijos: José y Mª del Ara. José se casó con una chica de Guadalcanal  y se fue a vivir a Utebo (Zaragoza), y Mª del Ara se casó con Angelín el de Santiaguito.
Fany, según el sitio al que iba a trabajar, llevaba un borriquillo o una bicicleta.
Los Garbanceros
Son seis hermanos: Nati la Sabandija, Isabel la de Arenas, Angelita (que vivía en Arganda), Francisco, Facundo y Juan el de la Papa o España pa’ los españoles. El mote de los Garbanceros les venía de su abuelo, según contaba Facundo, porque no le daba importancia a las cosas y decía: Qué va, hombre, esto es sólo un garbanceo de poca monta.
Ø       Facundo Barragán Romero el Garbancero
Uno de los seis Garbanceros. Soltero. Vivía en casa de su hermana Isabel y su hijo Manolo, en La Verea, junto con sus hermanos Francisco y Juan (también solteros).
De joven y durante muchos años estuvo “acomodao” con la familia de losVentura de Cazalla de la Sierra (Sevilla); en la finca denominada Los Lagares de Cazalla. Cuando se vino a Fuente del Arco se empleó como mozo de Pedro Velázquez, al cual le cuidaba las ovejas que tenía en la finca La Bodega el Cristo; aunque también iba a otro cacho de tierra que tenía el señor Velázquez en las Cercas de Lucas, justo donde se estrelló la avioneta (26/07/1973) y se llevó por delante el chozo que allí había, amén de perder la vida los ocupantes del aparato. Una terrible tragedia que conmovió a todo Fuente del Arco.
Ø       Juan Barragán Romero el Garbanceroel tío la Papa y España pa’ los españoles.
Soltero, al igual que sus hermanos Facundo y Francisco; vivían todos juntos con su hermana Isabel y su sobrino Manolo Arenas en la Verea.
El tío la Papa se lo pusieron porque cuando la gente le preguntaba si estaba trabajando, él contestaba: “Sí, hombre, ahí andamos, mientras nos caiga la papa, está solucionao el poblema”.
España pa’ los españoles le viene del programa que hubo en Radio Nacional de España durante una época. Cuando él decía algo en el trabajo, siempre hacía referencia a dicho programa: En España pa’ los españoles lo ha dicho… Lo repetía tanto que se le quedó.
Juan Barradas el Gato y el Molestias
Casado con Filomena Castillo la de Aguedita y padre de Fernando Barradas Castillo.
Hace años tuvo que ser operado de cierto problema que padecía. Cuando le preguntaban como estaba, siempre contestaba lo mismo: Bien, pero tengo aquí unas molestias … (se señalaba el lugar de la operación). De tanto repetirlo, en ciertos círculos amigables de su entorno le pusieron el “Molestias”.
Han vivido siempre en una de las primeras casas de la Verea. Su hijo Fernando, en el verano de 1989 se fue a recoger naranjas a la finca Valdeluz, en el término municipal de Lepe (Huelva), propiedad de D. Antonio Medina, natural de Sevilla.
Ø       Rafaela Barradas Paz, la de Juan el Gato
Hija de Fernando Barradas y María Josefa Paz Murillo la Gata. Hermana de Angelita (casada con Felipe Pajarote, Carmen (casada con Francisco López elSalinero) y Juan (casado con Filomena la de Aguedita). Se casó con Manuel Murillo Pérez “el de Viar” y han tenido dos hijos: Fernando Manuel (casado con Ana María Rubio, hija de Francisco “el Pringue” y de Baldomera Murillo) y Antonia María (casada con Antonio Pablos Vizuete “el Loreño”
Siempre ha vivido en Los Callejones. Falleció el 04/07/2005.
La casilla de la Gili
Era una pequeña casilla tosca, sencilla y simple construcción de piedra situada a las afueras del pueblo, a poca distancia de las últimas casas.
Construcción de una sola nave, dividida en dos partes o habitaciones semejante a las muchas que había diseminadas por todo el término municipal del pueblo a principios del siglo XX. Una de las piezas era para dormitorio y la otra se utilizaba para la cocina, con una pequeña chimenea con salida al exterior, ya que se hacía candela dentro. La edificación tenía un minúsculo huertecillo de unos 20 metros de extensión y estaba circundado por una pequeña cerca o pared de un metro de altura más o menos hecha toda de piedra. También había un longevo y grandioso nogal el cual, proyectaba una amplia  sombra por el alrededor. Dicha casilla estaba situada junto a terrenos del propio Ayuntamiento denominados “El Cerrillo de las Eras”, en el trayecto de la carretera 432 entre Fuente del Arco-Guadalcanal. Casi a finales del siglo XX, Antonio Millán Gallego el Casetero, compró dichos terrenos al Ayuntamiento, valló la nueva propiedad adquirida y construyó unos chalés que puso a la venta; al mismo tiempo, adquirió esta pequeña propiedad (la casilla de la Gili) a sus herederos por medio de una permuta de tierras en terrenos del mismo Cerrillo de las Eras (de su propiedad), en la parte de atrás, la cual, hacía esquina lindante con el callejón que conduce a la finca llamada Camargo; aparte de esto, también les ofreció una compensación económica.
Posteriormente y con el ensanchamiento de la carretera 432 en dirección Guadalcanal y con motivo de hacer desaparecer una curva peligrosísima del mismo nombre (la curva de la Gili), dicha casilla hoy en día ya no existe. Queramos o no, una pequeña historia de nuestro querido Fuente del Arco, desapareció para siempre y solo quedará ya en el recuerdo para los fuentelarqueños que la hemos conocido y los propios descendientes Gilines.
Josefa Mendoza López, la Gilina
Más conocida por Pepi la Gilina.
Hija de Antonio Mendoza Malacara Y de Felisa López la Gilina.
Criada en la finca La Torrecilla (El Duque), a caballo entre los cortijos de Villa Cordero y Casablanca porque su padre estuvo trabajando allí durante muchos años hasta que se jubiló. Su primera etapa escolar la compartió en sus primeros años en la misma finca, pues en ella había escuela (ver José López Trimiño), más tarde y antes de irse definitivamente al pueblo, asistió en Guadalcanal durante un año a dicho colegio; pasó posteriormente a los del pueblo, en las escuelas de arriba de la plazoleta y remató posteriormente sus estudios en Llerena.
Su etapa de juventud la compartió igualmente entre Guadalcanal y Fuente del Arco. Iba y venía siempre a los mencionados pueblos con una pequeña vespinoblanca “que tenía más tiros pegaos que la Bandera el Tercio” y la dejaba infinidad de veces tirada por esos caminos de Dios, y otras; su hermano Antonio se la quitaba para irse él por ahí de “juerga” y tenía que esperar hasta las tantas de la noche para poder regresar hasta el cortijo; así hasta que se compró un coche, un SEAT 127 verde.
Durante varios años fue novia de José Joaquín el de Juaquinito, pero como muchas otras parejas, por desavenencias, cortaron su relación y, posteriormente, Pepi inició una nueva con Juan Alfonso el de Santos, con el que a la postre se casó y fruto del matrimonio nació Sergio, su hijo.
Pepi es una chica no  muy alta, pero eso sí, con muchos reaños, mucho nervio como todos los Gilines, muy trabajadora, de fuerte carácter y un auténtico manojo de nervios. Hasta que se casó, se dedicó a coger aceitunas en lo delDuque, a destajo formando collera con varios vecinos del pueblo; entre otros con Manolo Peseto, José Maera, con Francisco Manuel Lobi (en 1983 y pagaban a siete pesetas el kilo de aceitunas) o con su primo José Angel el Rana; y en otras épocas, cuando había trabajo en el paro, realizaba sus jornadas como la primera.
A pesar de ser hija de Malacara y de la Gilina, ha heredado el mote de su madre y eso que cuando era más joven, se mosqueaba bastante cuando le decíanMalacarina, hecho suficiente para que las gentes del pueblo se lo quedaran como mote, pero, cosa extraña, se le quedó el de la madre.
En la actualidad regenta junto a su marido, el bar Santos, que es de su propiedad.
José Romero Gil, Pepe el Gordo
Hijo de Antonio Romero y Dolores Gil. Sus hermanos son Antonio y María Dolores. Vive con sus padres en la casa de Los Callejones, ya que está soltero. El mote le viene de cuando era muy joven y se lo pusieron sus amigos para diferenciarlo de otros compañeros llamados también “Pepe”. La mejor manera era por su físico. Al estar algo más gordo que los demás, empezaron a llamarle con cariño Pepe el Gordo, algo que lo definía y describía mejor del resto y claro está, se le quedó.
Los Gorra
Eran tres hermanos: Manuel, Antonio y Nicomedes. Hijos de José Lora Cortés y  de Manuela Cordobés Sánchez “la Bastiana”. Todos los hermanos heredaron el mote de su padre.
Ø            Nicomedes Lora Cordobés el Gorra
Hijo de José Lora Cortés y  de Manuela Cordobés Sánchez “la Bastiana”
Los tres hermanos heredaron el mote “Gorra” de su padre. Se criaron en San Bartolomé, tierras que al cabo de los años cuando se vinieron al pueblo, vendieron a Manuel “Rocamora” y a su cuñada Polígona “la Zamorana”.
Casado. Su mujer, familia de la mujer de “Pepillo”.
Este matrimonio tenía dos hijos: Carmen (la mayor) y Antonio.
Carmen, según nuestra paisana Filo Gala (que era amiga suya), estaba siempre en el comercio de su tío Rafael “Carasucia”, le llamaban Carmen “la del Recio”, probablemente, viva por el norte de España y Antonio, al que llamaban “Lorita” por su propio apellido o “el Curita”; por el hecho de que entró en el Seminario de Badajoz para estudiar y luego se salió.
Vivía en la última casa de “los Callejones”, en el camino que iba a la casa de Tomás “Machaco” o Tomás “el de la Huerta”.
Nicomedes era vecino de Gabriel “el Porrita” y su mujer Flora ”la realita”. Eran los únicos vecinos que había pasando el puentecillo de “los Callejones”.
Trabajaba en la finca “la Virgen del Ara”, junto a su hermano Antonio y siempre iba montado en un  burro, de lado y la gorra también la llevaba en el mismo estilo. Era muy delgado y tenía muy mal genio.
Los Jallaos
Corre el año de 1.770, reinado de Carlos III, siglo XVIII.
En el seno de una de las antiguas familias de Fuente del Arco, dueños de ciertas tierras de labranza en el término del pueblo y con cierta solvencia económica para la época rural que se vive en la España de éste siglo XVIII y sin ningún tipo de problemas económicos de los que se viven en los pueblos del reino, nace en el seno de ésta familia, un niño al que ponen de nombre Juan y que lleva por apellidos Bueno Pablos; el cual, a la larga, y con el paso de los años, será indirectamente a partir de 1.817 el padre de una larga familia que se va a ramificar a través de los años y de los siglos.
Con el devenir de los años, el joven Juanito, con 31 años de edad, contrae matrimonio con Ana Muñoz Hernández el 21 de Diciembre de 1.801 en la iglesia parroquial Nuestra Señora de la Asunción de Fuente del Arco. Se celebra la boda por todo lo alto con arreglo a la época, se mata incluso un cochino y dura la celebración hasta la Nochebuena; pues como es costumbre desde tiempo atrás, las bodas duran en el pueblo dos o tres días y se celebran en casa de los contrayentes o de algún familiar directo.
El nuevo matrimonio establece su casa en la antigua calle Verea (hoy día Carmen Moruno), en una de las pocas casas que en aquella época aún existían en dicha calle, pues, más que una calle es como su nombre indica, una verea o camino que conducía y conduce a través de los Manaeros hasta la estacá del Castaño y elCamino de la Sierra; en plena salida hacia el campo.
Con el paso de los años y dentro ya del siglo XIX, empiezan a venir los hijos y la casa se empieza a llenar de felicidad, pero el 31 de Enero de 1.817 y después de poco más de 15 años de matrimonio, un hecho insólito va a ocurrir en ésta familia. Hecho por otra parte, nada ajeno a los tiempos que se viven: hambre, penuria, enfermedades, la recién terminada guerra de la Independencia contra los franceses entre los 1.808-1.814, gentes sin techo, niños huérfanos y un sinfín de calamidades que conlleva un enfrentamiento bélico.
Las circunstancias son propicias para que se den casos extraños. Los pueblos están casi a oscuras, solo cuatro luces alumbran las oscuras y desiertas calles, mal empedradas algunas y auténticos fangales llenas de barro, otras.
El rey Carlos IV y su válido Godoy, acuerdan mejorar el pobrísimo alumbrado de las calles de pueblos y ciudades de España con
lámparas de gas y sustituir las largas fogatas producto de las  innumerables candelas que hay en las calles, las velas, lámparas de aceite vegetal, de ballena y de keroseno por dichas lámparas
que funcionaban prescindiendo de la mecha y producían luz  mediante llama abierta caracterizada por cierto parpadeo. Este nuevo invento de luz solo llega a las ciudades más importantes y a los pueblos más grandes y los de cierto raigambre; en aquellos  de baja población y los más diseminados por la España rural del reino, siguen utilizando el viejo método conocido y Fuente del  Arco no iba a ser menos, sigue en el mismo estado que casi 20 años atrás (finales de 1799-1800). Dado es el caso que pasados casi 150 años después de ésta época, son aún muchas las mocitas casaderas de Fuente del Arco que aún por 1.950, para casarse, se hacen su ajuar a la luz del viejo candil o del carburo porque, aunque la luz eléctrica había llegado ya al pueblo por lo años 20, para muchos era casi un lujo el poder tener sus casas alumbradas con el invento.
Pues…, Aquel 31 de Enero de 1.817, presumiblemente en plena noche cerrada, alguien se protege entre las múltiples sombras de la noche, esa noche oscura como boca de lobo. Con sumo esmero y cuidado, con mucho sigilo para no llamar la atención ni hacer ningún tipo de ruido, sin levantar sospecha alguna, deposita un  pequeño envoltorio liado entre ropas muy finas que cuidadosamente aloja en la puerta de la casa de la familia Bueno-Muñoz y vuelve a huir entre la complicidad de esas sombras que proyecta la inmensa negrura nocturna. Desaparece como alma que lleva el diablo, con la satisfacción de haber cumplido el deber encomendado a la perfección y una difícil misión de llevar a cabo. La espesura de la noche se tragó al personaje y el pequeño bulto se quedó en el umbral de aquella casa.
Aquellos campesinos del terruño ajenos a los acontecimientos que se habían desarrollado la noche anterior, despertaron con el llanto de un niño que parecía venir de la misma casa, tras buscar en el interior y abrir la puerta, se llevaron la sorpresa de que el niño estaba en la puerta, llorando, aterido de frío y empapado de pipí. De inmediato lo meten dentro de la casa y se miran sin saber que hacer, sin decir palabra, sin moverse, solo una mirada  comprensiva entre el matrimonio que significaba una inmensa suposición. Ana, al tenerlo entre sus brazos, se encuentra muy nerviosa, igual que Juan, azorados, sin saber que hacer, con el temor reflejado en sus rostros y con un sinfín de preguntas sin respuestas.
La decisión es pedirle consejo a D. Dionisio, cura de Fuente del Arco, cuanto antes mejor y antes de que entre más el día para que la gente no se entere mucho del caso, por ahora; que él acuerde lo más acertado. Obviamente el párroco la decisión que toma es que desde aquel mismo instante, pase el niño a ser de la propia familia de los Bueno-Muñoz, o sea su “propio hijo” y de eso ya se encarga él…
Pero irremediablemente, las dudas y las preguntas asaltan tanto al matrimonio como al cura: “¿De dónde ha venido este niño?” “¿Por qué ha sido abandonado?” “¿Quién es la madre?” “¿Por qué se lo han dejado a ellos y no a otra familia?”; etc., etc…
Muchas preguntas. Ninguna respuesta. Solo hipótesis.
Sin duda el niño no podía ser de ninguna mujer del pueblo, había algunas embarazadas pero aún no habían salido de cuentas. 
Aparte de eso, en Fuente del Arco no había alta sociedad, ni tan siquiera suficientes familias acomodadas con hijas que pudieran estar en estado de buena esperanza y pudieran cometer tamaño desliz o semejante barbaridad con un hijo como para tener que ocultarlo. La lógica decía que debía tratarse de alguna señorita de algún pueblo de los alrededores: Guadalcanal (pueblo en el que si había bastantes ricachones) ó Llerena (ciudad de relevancia y de bastantes familias con fortunas muy solventes, con títulos de  nobleza, de la alta sociedad) que tras cometer tal acto y dada su posición elevada de alta alcurnia, no podían mostrarse solteras y con un hijo ante la sociedad de la época. Eso sería una horrible deshonra para toda la familia. Ante tantas dudas, solo quedaba una solución, la que había dicho el cura: “criar al niño como hijo
natural”.
A los tres días del hallazgo, lo bautizan.
El documento original que se encuentra en los archivos de la iglesia de nuestro querido Fuente del Arco, reza así:
“El matrimonio compuesto por Juan Bueno Pablos, natural y vecino de Fuente del Arco y Ana Muñoz Hernández, natural y vecina del mismo, recogen y se hacen cargo de un niño expósito al que en primer lugar adoptan como ahijado el 31 de Enero de 1.817, el cual, hoy 3 de Febrero de 1.817 lo dan cristianamente al Santo Sacramento del Bautismo y previo reconocimiento como nieto de los abuelos paternos; Antonio Bueno y Ángela Pablos; y los respectivos maternos; Ignacio Muñoz y María Hernández. Todos ellos naturales y vecinos de la villa de Fuente del Arco.
A todo ello, yo, D. Dionisio Ángulo, cura párroco de la Iglesia Parroquial Ntra. Sra. de la Asunción, de Fuente del Arco, provincia de Badajoz y perteneciente al Priorato de San Marcos de León, doy ésta fecha del 3 Febrero de 1.817 como la de su bautismo y la de tres días antes como la de su nacimiento por los síntomas que presenta el niño y poniéndole por nombre; Juan José Blas Expósito Bueno Muñoz”.
Acaba de nacer “EL JALLAO”, mote por el que todo Fuente del Arco nombrará y conocerá a Juan José.
Acaba de nacer la numerosa familia BUENO que a través de 190 años llega hasta nuestros días (31/07/2007).
Esta familia en el transcurso de todos estos años y como es costumbre en los pueblos y en el nuestro mucho más, se irá conociendo a través de los múltiples motes que cada uno va adoptan do por el bautizo popular de las gentes de Fuente del Arco.

D. Jerónimo Rodríguez, cura párroco de Fuente del Arco casa a Juan José el 28 de Junio de 1.840 con Francisca Sánchez, nacida el 20 de Enero de 1.819; tienen nueve hijos:

FERNANDO (primer hijo). Los descendientes del primogénito actualmente son herederos de José Bueno “el de los Jarmaenes”, de Antonio MaríaFernandete, de Fernando Esmeralda, de Gregorito y Fernando “el Pacho”.
JUAN (segundo hijo). Descendientes de Rita Tabales, conocidos por “los de Rita”, Manuel Verraquete, hijos de Fernando “el Chulo”, los conocidos por “los del Estanco”, de María Mérida y la familia de los Lobitos.
MANUEL (tercer hijo). Los herederos de éste tercer hijo son los conocidos por los motes siguientes: María Barradas (mujer de “Machaco”), Manuela Barradas (mujer de “Mostachón”), de Rafaela (mujer del “Berrenchín”), Antonia Barradas (mujer de Antonio “el Canete”), de José “el de la Jesa”, de Josefa (mujer de Marín), de la familia “los Veneno”, de los hijos de María “la Gorda”, de “los Machetes”, de Mª del carmen “Chochogordo”, de Agustina “la de Pérez”, de Isabel (madre de Chávez) y de Manuela (madre de “los Curina”).
ILDEFONSO (cuarto hijo). Son descendientes suyos Pepa “la de Felipe”, “los de Félix Jallao”, Sebastián y Nati “los de la Jesa” y “el Tío Emilín”.
CARMEN DE LA CRUZ (quinta hija). Su único descendiente fue Antonio Gálvez Bueno “Pitorro” y no dejó descendencia.
SEBASTIAN JULIAN (sexto hijo). No tienen descendencia.
JOSEFA (Nacida el 04/17/1.854. Séptima hija).
JOSE (Nacido el (10/09/1.856. Octavo hijo).
MARIA (novena hija). Los mismos motes que los de Sebastián “el del Estanco” y María “la Mariquina”.

Independientemente de los motes reseñados del que descendemos todos, en el transcurso de los tiempos hay un sinfín de motes sueltos en muchos miembros de una misma familia y diferentes al de los otros que sería muy engorroso numerarlos ahora aquí y que por supuesto, tienen su apartado minuciosamente detallados uno por uno en la “Relación de Motes”.
Como colofón al tema “Jallao” añadir que, en la actualidad solo hay un miembro al que en realidad se le conoce por dicho mote y es el que únicamente lo ha conservado hasta nuestros días; es
Antonio Bueno Delgado Antoñito el de Félix Jallao.
Los Juanillos
Son los descendientes de Juan Murillo Gómez, que era quien llevaba el mote; se lo había puesto su propia madre, que lo llamaba siempre así mi Juanillo. Con el paso de los años fue bautizado también con otro mote, el de Cincorrales.
Son cinco los miembros descendientes del primer Juanillo: María, Josefa, Juan, Francisco y Valentín. Todos se criaron en el cortijo llamado “las Perillas”, que está en Majalavaca, frente a “la Catalana”.
Al cabo de los años, en 1967, los cinco hermanos Juanillos se trasladaron a vivir al pueblo; al número 25 de la calle Alante (actual calle Extremadura), frente por frente de la casa de los Calle, donde han permanecido viviendo con su madre (ya viuda), hasta que se han ido casando. Hoy en día, viven cuatro de los cinco hermanos y la casa permanece cerrada tras la muerte de María la Ruíza.
José Antonio Barradas Calado, Mirinda o Miranda
Hijo de Pedro Barradas Carrasco y Antonia Calado Murillo.
Es el segundo hijo de 6 hermanos. Está casado con Loli la del Traquío y tiene tres hijos: David, Verónica e Iván. Tiene su casa en La Verea, actual calle Carmen Moruno.
A pesar de ser hijo de Antonia Calado, nunca le han dicho su apellido como mote; no así al resto de sus hermanos.
Su padre había estado acomodado en varias fincas (la Jesa Los Ramos, Cortijo de Los Ángeles y La Cascajosa) y fue el primero de la familia que se vino al pueblo. Cuando llegó y empezó a juntarse con la pandilla de amigos y se tomaban unas copas (por lo general un vino), solo pedía refrescos (Mirinda) porque era lo único que él bebía, por eso se le quedó ese mote; posteriormente le decíamos Miranday tal vez sea por una degradación de la palabra, cosa que muchas veces pasa, por lo que se le quedó éste otro mote.
Cuando llegó al pueblo empezó a trabajar en los albañiles con Tomás Pino, hasta que con el paso de los años, y junto con sus hermanos, crearon una empresa propia de construcción, en la cual hay varios fuentelarqueños trabajando.
Miranda formó parte de ese grupo de jóvenes de las generaciones de los últimos años 50 y 60 como Angelín el de Santiaguito, Brígido, Francisco Arrastra, Chávez, Leonor Boza, Rafi Marín y los más pequeños como Marcial, Lobi, Miguel Mora, Carmelita la de la Santa, Carmen Barradas y Carmen Boza y un largo etc., que allá por los años 77/78 decidieron reunirse en el bar de Ignacio Gordón, bajo la batuta de Emilio Calle para organizar por vez primera la Cabalgata de Reyes Magos que ha perdurado a través de casi 30 años en nuestro pueblo.
Formó parte también del grupo de teatro, aunque nunca actuó en ninguna obra, siempre ayudaba a preparar los decorados y en el montaje de los escenarios.
Ángel Tabales Pablos, Angelito el Morrococo
(Mi tío Angelito).
(Fuente del Arco Septiembre de 1913/Badalona Febrero de 2006).
Nacido en la calle Bajo e hijo de Juan Tabales Olivera y María del Carmen Pablos Marín “la Morrococa”.
Hereda el mote “Morrococo” de su madre María del Carmen, ya que les viene de tradición familiar por parte de su abuelo Eduardo.
Jornalero en cualquier trabajo que le salía, recorrió todas las fincas del pueblo segando, cogiendo aceitunas o talando.
Ya con 18 años (1931) está metido en la política del pueblo pero sin cargo de responsabilidad, solo como simpatizante de la corriente general que se vive en España. Se reunía con los amigos (todos de izquierdas) para hablar  de política y eso a algunas personas del pueblo no les gustaba mucho. Al final, para darle un escarmiento lo meten en la cárcel por las amistades “peligrosas” que tenía ya que, para algunas autoridades del pueblo uno de sus amigos era un “elemento” peligroso políticamente hablando y se lo hacían saber bastante a menudo.
“Cualquier día vas a tener problemas, Angelito.”—Le decían. Pero él siempre contestaba lo mismo:
“No voy a dejar de juntarme con mis amigos por las ideas políticas que tengan. Los amigos son siempre amigos y no distinguimos otra cosa que no sea una buena amistad. La amistad es para toda la vida”.
Estos amigos a los que se referían eran José Murillo el Traquío y Luis Morcilla, pero en particular se referían a Ricardo Chiripe. Sin embargo, a ninguno de los otros tres los metieron en la cárcel y a él, sí, para que escarmentara.
La cárcel para encerrarlo la habilitaron en casa de Doña Amalia Maesso, en la calle Labá (calle del Abad), actual Pintor Zurbarán, en una sala vacía que Doña Amalia proporcionó para tal fin y que fue solicitada por Don Luis Díaz (Don Luis el Médico). Ángel permaneció en ella encerrado solamente 48 horas, con una hogaza de pan y una manta que a mi abuela María del Carmen le dejaron que le llevara.
Antes de que el pueblo fuera tomado por el capitán Gabriel Tassara Buíza, el 22 de Agosto de 1936, huye del pueblo en dirección Badajoz junto con Antonio Hernández Muñoz (padre de José Antonio Hernández) y se enrolan en las tropas de la República. Poco a poco van asistiendo durante tres años, a ver desaparecer y disiparse los sueños de juventud por completo. Estuvo en varios frentes: Azuaga, Don Benito, Badajoz, Pozoblanco y Puertollano, donde le sorprendió el final de la guerra el día 29 de marzo, fecha en la que fue capturada toda la zona.
Según el parte de guerra rezaba así: 
Parte de guerra del miércoles 29 de marzo de 1939.
“Ha proseguido en el día de hoy el avance de nuestras tropas”.
“En el Sur se han ocupado hoy las capitales de Ciudad Real y Jaén, y los pueblos de Almodóvar del Campo, Puertollano, Bailén, La Carolina, Linares, Santa Elena, Torredonjimeno, Arjona, Arjonilla, Fontes, Colomera, Iznalloz, Viedma, Vitres, Pórtugos, Pereisola, Uspistar, Medina, Bombarrón, Capileira de Vitres, Lujar, Lagos y Polupar.
El número de prisioneros y presentados en este frente se aproxima a sesenta mil, entre ellos el Cuartel General del ejército rojo de Extremadura y tres batallones completos.
El botín es incalculable y de todas clases, entre el que se cuentan muchas piezas de artillería de distinto calibre, y dos aviones cogidos en el aeródromo de Saceruela.
Salamanca, 29 de marzo de 1939, III Año Triunfal
 De orden de S.E., el General Jefe de Estado Mayor, Francisco Martín Moreno.”
Tuvo la gran suerte de que no fue encarcelado al finalizar la Guerra como le pasó a otros muchos españoles y paisanos; pero sí tenía que presentarse dos veces por semana en el cuartel de la Guardia Civil de Llerena cuando regresó al pueblo.
Después, estuvo unos años dedicado en lo del Duque a segar y al poco tiempo se acomodó con los Riconuevo.
Se casó en 1948 con Jacoba Ruiz y tuvieron una hija, Josefa. El día de su boda lo celebraron en casa de Manolo el Capaor con un baile, cosa que se hacía por aquel entonces en el pueblo y a lo cual se dedicaban algunos habitantes de Fuente del Arco.
Después entró a trabajar en la mina “la papa cuando era capataz  general, Salvador Lozano Costilla. En éstos años eran famosas las borracheras que cogían él y el Traquío en las tascas de la Estación, desde donde se volvían a la mina sin pasar siquiera por sus respectivas casas.
Pero, un 8 de septiembre, en la década de los 50, cuando Veneno murió tras un derrumbe en la mina, cogió miedo y al otro día, arrebujó los bártulos y se fue a Barcelona. Poco tiempo después encontró trabajo de paleta (así se les llama a los albañiles en Cataluña) y en este primer periodo se alojó en la calle Aviñón hasta que encontró casa propia en Pueblo Nuevo, la cual compra y es entonces cuando se trasladan hasta allí, su mujer y su hija. En 1978 le llegó la jubilación y tras la muerte de su mujer, se trasladó a vivir a Badalona con su hija, hasta su muerte, producida en febrero de 2006 tras 93 años de vida.
Los Pajarotes
El fundador de este mote fue Eusebio Jiménez, natural de Trasierra (Badajoz).
Su padre compró unas tierras y un cortijo en un terreno de baldío de la Mancomunidad de las Tres Villas (Trasierra, Reina y Casas de Reina) denominado “Pajarote” y por el cual se pagaba un arrendamiento. Más tarde, este terreno de baldío fue vendido al mejor postor (gente adinerada). El llamado “Barranco Pajarote” solamente es el paso de un arroyo por un terreno bastante quebrado y el camino “Pajarote” es el camino que enlaza el pueblo de Trasierra con éstas tierras (datos que me ha aportado Antonio Torres). Por eso en este lugar es donde se crió Eusebio y se le quedó el apodo. Luego se vino a vivir a Fuente del Arco y sus siete hijos heredaron el mote igual que todos sus descendientes. Sus hijos fueron los siguientes: Felipe, casado con Angelita la de Juan el Gato; Ventura, casado con Isidora Barradas; Dionisia, casada con Antonio Millán el Casetero; Antonio, casado con Juliana Barradas la de Trasnocha; Isidro, casado con Antonia la de Gala; Juan, casado con Pepa la de Ignacio Gordón; y Antonia la Nena, casada con Daniel Palacios (natural de Casas de Reina).

Ø      Antonio Jiménez Martínez Trescuartillas y Pajarote
Hijo de Eusebio Jiménez “Pajarote” y de África Martínez.
Casado con Juliana Barradas Montanero. Tienen dos hijos: Mª Amalia y Rafael. Vive en los Callejones. El mote se lo pusieron porque en el tiempo de las eras en el verano, a la hora de medir el grano por fanegas (la fanega tiene cuatro cuartillas), echaba en el costal sólo tres, nunca cuatro. Cuando se medían sus costales, siempre tenían tres. También ha heredado el mote de Pajarote.
Antonio Gálvez Bueno, Pitorro
Hijo de José Gálvez y Carmen de la Cruz Bueno Sánchez. Era hijo único. Nació en 1874, soltero y sin descendencia. Murió con 55 años en 1929. El mote le viene porque era muy borracho y siempre estaba como una cuba, empinando como un pitorro; por eso se le quedó el mote y también se quedó como refrán en el pueblo: Eres más borracho que “Pitorro”.
Como era de la familia Bueno, gente acomodada en aquella época, no tenía oficio ni beneficio. Era un señorito, a veces, señorito sin dinero porque sus padres se negaban a dárselo porque sabían que era para gastarlo en vino y francachelas en las tascas que había en el pueblo por aquella época; y cuando no, cogía y se iba a jugar a las cartas con sus “amigotes” a una casa, en una calle reservada del pueblo hasta bien entrado el amanecer o bien se iba a la estación, a pasar la juerga de mil maneras posibles y otras veces; más de la cuenta, enlazaba la noche con el día y borrachera con borrachera sin aparecer por su casa para nada.
Cuando su padre no le daba dinero tenía que buscarse un poco la vida y ganarse algunos reales para sus vicios a base de trabajos que la propia familia le proporcionaba para que pasara la “crisis”.
En una de estas rachas y con la botella de “a medio” o de “a cuarto” siempre al alcance de la mano, estaba temporalmente de guarda en la finca de losJarmaenes (Almacenes), propiedad de la familia Bueno, cuando, en una de sus clásicas borracheras, la cosa fue más seria que otras veces y se lo tuvieron que traer al pueblo en el burro terciado en unas angarillas entre dos de sus parientes: Verraquete que años más tarde moriría también de una borrachera y Sebastián el del Estanco. Lo llevaron a la casa de Sebastián y le pusieron un catreen el zaguán de la casa, donde el médico comentó que sería imposible que su hígado pudiera superar una vez más el momento. A los tres días de éste desenlace, falleció.
María Ramírez, la Porrita
María Ramírez, casada con José Martín y madre de dos hijos: Gabriel y María, que vive en Sevilla desde hace muchos años.
María vivía en la casa que tenía en los Callejones, más o menos, entre José María el Ranita y Antonio el Wisni, el cual, al cabo de los años, se la compró. Su casa tenía la particularidad, de que, entre la puerta y la carretera, había una amplia cuneta y ésta era salvada por un pequeño puentecillo hecho con unas “lanchas” grandes y más o menos delgadas. (Muchas otras casas también tenían estos puentes).
En la época del rebusco (al término de la recogida de la cosecha de aceitunas), María se dedicaba a rebuscar las que los aceituneros se quedaban atrás. Así procuraba ella ganarse el jornal en aquella época que tenía a sus hijos pequeños y tenía que darles de comer y no había otra forma de vida. Más de una vez tuvo que salir corriendo de los civiles para que éstos no la detuvieran, no le quitaran las aceitunas y se quedara sin su jornal. Aunque todo o casi todo el mundo rebuscaba, la guardia civil no lo permitía y al que cogían, lo inflaban a palos en el cuartel o donde los pillaban.
Durante el resto del año, se ganaba el jornal dedicándose a blanquear en las casas de la gente más pudiente del pueblo que, unos por unos motivos y otros por varias causas, la buscaban para la limpieza general del año. Cuando llegaba por la mañana a la casa, los dueños le preguntaban si iba a tomar café con dulces u otra cosa, siempre lo que ella quisiera o lo que en la casa tuvieran. Siempre respondía lo mismo: “Prefiero un par de copas de aguardiente”. A la hora del almuerzo le preguntaban también si quería comer, y repetía lo mismo: “un vaso de agua lleno de vino y unas tapas”· De ésta forma se mantenía todo el día. Era una incansable trabajadora y muy limpia.
Ø            Gabriel Martín Ramírez el Porrita
Hijo de José Martín y de María Ramírez “la Porrita”.
Gabriel es un hombre alto, delgado, seco y de carácter ciertamente agrio y áspero, con salidas fuera de tono muy a menudo. Como solemos decir en el pueblo: “Suelta una patavaca por menos de un pitillo”; pero eso sí, constante y trabajador como él solo.
Nació en la casa que sus padres tenían en Los Callejones, casi por frente al pozo que hoy en día todavía perdura como algo muy característico del pueblo. Hoy en día la casa en la que nació pertenece a Antonio Romero “el Wisni”.
Se casó con Flora Mateos “la Realita”, con la que ha tenido 6 hijos: María Antonia, casada con Enrique Sanz Carrizosa, natural de Azuaga (viven en calle Extremadura nº. 11). José Angel, casado con Juana, natural de Guadalcanal (viven en calle Extremadura nº 18). Gabriel, más conocido por “Lito”, permanece soltero y vive en la casa paterna (nació enAlemania). Florinda, casada con Francisco Carvajal “el Hermanito” y viven en la calle Pozo. Isabel, casada con Antonio Mendoza (hijo de Antonio “Malacara” y Felisa “la Gilina”), viven en Llerena. Y Angela,  casada con Ángel Guerrero(hijo de ”Diplori”), viven en Los callejones, en una casa de nueva construcción hecha en uno de los solares comprados en la “Cerca de Juanito el de Rosalía”.
Aparte de los 6 hijos, cuenta actualmente con 11 nietos.                  
Cuando se vino al pueblo, compró la casa en “Los Callejones” (actualmente calle Real) en el camino que iba hasta la casa de Tomás Machaco o Tomás “el de la Huerta”; junto a la de Nicomedes “el Gorra”, que era el único vecino que tenía en esa zona puesto que, solo había habitadas 2 casas de 3 que había; ya que la tercera era de Juanito ”Pajarote” y la tenia destinada para cuadra. Estas casas están pasando el último puentecillo que hay dentro del pueblo, en Los Callejones y pasa por debajo de él “el regajo de los Manaeros” que viene por detrás de la calle Verea (actual Carmen Moruno), y sigue hasta “el Espinillo”, donde recibe el nombre de “regajo del Espinillo”, y va a parar hasta el Pilar de García, donde continúa por bastantes tierras hacia adelante hasta desembocar en el Galapagar.                      
Como la situación en el pueblo durante los años 60/65 era muy lamentable por culpa del poco trabajo existente y por descontado, del negro porvenir que se aventuraba; el trabajo escaseaba y a duras penas se podía mantener cualquier familia, se ve en la obligación de emigrar a Alemania con la familia (mujer y dos hijos) donde permanece trabajando durante un periodo de 13 años en los ferrocarriles del país teutón, hasta 1978 que es cuando regresa al pueblo. Mientras duró el periplo germano, tuvo un tercer hijo allí, Gabriel, al que conocemos por “el Lito”.
Cuando regresó al pueblo compró unos olivos en la sierra que habían sido de Cayetano Yáñez Valencia “Zorrita” y que por ese año eran de Rosa “la de Vilches”, en el Puerto, aunque no era muy bueno el olivar, al cabo de unos años, los mejoró bastante en su producción pero sin llegar a rendir lo suficiente.
En el Otoño de 1978 le compró una yegua blanca a “Mataperros”, con la cual se dedicaba a dar ”güebras” a las gentes del pueblo que lo buscaban para tal fin.
Cuando se le pidió la yegua para la Cabalgata de Reyes que por aquellos años empezó a organizarse en el pueblo, siempre respondía con la misma frase:
--“Cuando yo compré la yegua no me encontré ningún billete debajo del aparejo”.—Y no la dejó nunca.
El mote lo heredó de su madre, María “la Porrita”.
Flora Mateos López la Realita
Hija de Ángel Mateos Lora el Marqués y de Isabel López Fornelio la Realita vieja que vivía en el Parral y hermana de Isabel la Tenienta y María “la de Mateo”. Se casó con Gabriel el Porrita y tuvieron 6 hijos. Hoy en día tiene también once nietos.
Es más bien baja, habla muy deprisa, un auténtico manojo de nervios y muy trabajadora; se dedicaba a ganar el jornal blanqueando y limpiando en las casas que la llamaban para hacer estas faenas. Durante unos años también fue aceitunera a destajo en lo del “Duque”. Sus compañeros de “tajo” fueron Mari Pino la de Peseto, Manolo Peseto y José Maera (conocido también por Caporro).
Antonio Pérez Paz, el de Rita y el Colaó
Hijo de Ignacio Pérez López y Emilia Purificación Paz Bueno.
Nacido el 25/09/1925 en la casa de “los Callejones”, en la casa de su bisabuela Rita, de la que toma el mote: Se casó con Josefa Muñoz Lora “la Mariquilla” un 22/04/1961; de cuyo matrimonio han nacido tres hijos: Josefa, Antonio y María del Carmen.
Cuando vivía en el pueblo se dedicaba al jornal cuando le salía, como cualquier jornalero de nuestro pueblo.
Por los años 1964/1965 y con una boca más que alimentar, pues había nacido su hija mayor, estuvo trabajando en la mina del“Charco la sal”, de compañero con Manuel Murillo “el Peatón” cargando “el grano” (carbón) en el llamado “camión de la mina”, propiedad de José Bueno “Lobito” y luego se iban hasta la estación de Guadalcanal para volver a descargar el camión y cargarlo en los vagones del tren. Fue uno de los que le puso el mote a Manuel Murillo “el Peatón” por lo rápido que era al realizar el trabajo de carga y descarga.
Entre los años 1968/1970 estuvo trabajando en “la Jesa” (dehesa) con las ovejas; este trabajo se lo había proporcionado su cuñado José que era el encargado de dicha finca. Durante los años 1972/1978 fue trabajador en las temporadas del molino de D. Gabriel; dicho molino cogía parte de “la calleja la Fuente” y el principio de la “calle Alante”. Trabajaba en el relevo de su primoManolo “Lobito”, que era uno de los “maestros” del molino y tuvo de compañeros entre otros a, José “Verdura”, Manolito “el del Gorra” y Manolo “Pinea” entre otros.
Vivió durante algunos años en la “calle Alante”, en la casa que hoy en día es de Margarita “la Parenta” y que por aquellos años el dueño era D. Valentín “el Practicante”, pues la había comprado para su hija Trinidad y luego se trasladó a la calle Real, frente a la casa de Félix Gálvez.
Así era su vida en Fuente del Arco hasta que un día tuvo que emigrar por causas del trabajo a la provincia de Barcelona.
Cuando llegó allí lo colocó en la fábrica de la Sweeps, Eusebio Calle que estaba de encargado y a la hora de hacerlo fijo en la empresa, lo dejaron parado y tuvo que buscarse la vida por otro lado. Entonces se colocó con unos pageses en Montgat, a 9 kilómetros de Barcelona, en la comarca del Maresme, dedicado al cuidado de las huertas y el campo en general. Después, cayó enfermo con dolores en la espalda y tuvo que jubilarse por esos problemas y hoy día con casi 83 años, vive en Badalona junto con su mujer y sus hijos y rodeado de nietos. 
Siempre ha tenido dos motes, “el de Rita” y “el Colaó”; pero por el que todo el mundo lo ha conocido más, siempre ha sido por“el de Rita” más que por el otro. Le venía porque desde que era un niño y le preguntaban de quien era, siempre respondía lo mismo: -- “Soy hijo de Emilia, la de Rita”. -- En realidad cuando hacía referencia a su abuela Rita como él decía, no era su abuela, era su bisabuela y se llamaba Rita Tabales Barradas.
El otro mote, el de “El Colaó” se lo pusieron un año trabajando en la Bodega del Rey los compañeros con los que compartía tajo en la tala. El motivo fue que a la hora de comer, al abrir el bolso, se encontró que la merienda se la había quedado en la casa y solo se había llevado un colador del café, la juerga fue monumental; eso sí, entre los compañeros le dieron de comer ese día.
Francisco Mateos, Quico el Ratonero
Eran cuatro hermanos: María, Josefa, Milagros y Francisco, más conocido porQuico el Ratonero, que era el más pequeño de los tres. Las tres hembras eran conocidas por las Porrillas.
Quico vivía en Los Callejones frente al pozo, junto con sus dos hermanas; María, que estaba viuda y Milagros que era soltera igual que él. Murió relativamente joven de una enfermedad que apenas era conocida en aquella época y que hoy en día sigue cobrándose seres humanos sin tener solución.
Era característico en él, en las temporadas de primavera y verano, sentarse al fresco con el respaldo de la silla de espaldas a la calle, siempre por dentro del umbral de la casa. No se sabe si es que era por costumbre o por que no quería que la gente lo viera de frente. El caso es que todo el que pasaba la preguntaba como estaba y a todos contestaba igual. “Ahí andamos, unos días peor que otros, pero estamos”.
En una ocasión me contó Sietecuartas el porque de los motes suyos, tanto el de él como el de Quico.
… Decía que cuando era un niño, al igual que otros y durante todas las épocas, se iba al campo a coger níos de pájaros, unas veces solo y otras con los amigos. En una ocasión, con los amigos había ido a la Sierrezuela a coger níos de tórtolas. En esos trámites andaba cuando se sentó un rato a descansar en el tronco de un olivo y cuando más tranquilo estaba, sintió un cosquilleó en una pierna, cuando se dio cuenta de que era un ratón, empezó a dar saltos y brincos de miedo, y no sabía donde se iba a gatear o meter para que el dichoso ratón no lo cogiera. Cuando se le pasó el susto decía: “¡Uf, Si lo cojo lo mato!.”
Los amigos se reían de él por el miedo que pasó y empezaron a decirle:
- “Valiente ratonero estás hecho, Quico”. Así una y otra vez le recordaban siempre que se juntaban aquel acto de valentía, hasta que se le quedó para siempre “Quico el Ratonero”.
José Romero Mateos, Romero el de los Callejones
Hijo de José Romero y María Mateos. Su madre era conocida por Josefa laPorrilla. Sus familiares más directos en el pueblo eran sus primos hermanos, Quico el Ratonero, Ramón Medalla y José Sietecuartas.
Más conocido por Romero “el de los Callejones” que por lo borrachín que era. El mote le proviene porque vivía en la última casa de la Verea, justo al lado de unos barrancos que había al lao del regajo que pasa por detrás de esta calle y que da inicio al comúnmente llamado Camino de los Manaeros.
Era un bebedor empedernido y estaba 25 horas ebrio de las 24 que tiene el día. Estuvo durante muchos años trabajando en la finca el Cuaco, en el término municipal de Guadalcanal, como trabajador fijo aunque en realidad era eventual, había épocas que no trabajaba allí pero en la temporada de la aceituna de verdeo como en la de aceite, allí estaba, incluso como manijero algunas veces. En la tala del olivo, era el que iba detrás de la cuadrilla de talaores quemando el ramón; o sea de quemaor. Al final el dueño tuvo que despedirlo porque casi siempre estaba bebido. Se apuntó al “paro” que por aquel 1978 lo gestionaba el Ayuntamiento y daba trabajo a los hombres en edad de trabajar cuando recibía subvenciones de la Junta. (En el pueblo se le llamaba a este trabajo “las calles”). Pero cuando José trabajaba “en el paro”, el encargado o capataz por aquel entonces Manuel Bueno Lobito, tenía los mismos problemas con él y, pasándole un poco la mano, lo mandaba solo a “trabajar”, donde nadie lo pudiera ver y así poder dormir lamelopea. A veces eran varios días los que tardaba en aparecer y cuando volvía a presentarse al trabajo, otra vez el mismo problema. Así durante toda su vida. Había veces que se negaban a darle trabajo en algunas faenas por este motivo en algún sitio y entonces se dedicaba a hacer cuatro chapucillas de albañilería. 
Durante los años 1977/1982, se dedicó en el verano a recoger zumaque en la sierra, pues había un comprador de Alanís que lo compraba y lo pagaba en los primeros años a 5 pesetas, y a partir de 1980, a 7. El representante en el pueblo de dicho comprador era Joaquín Cabezas Pitín que se encargaba de avisar al comprador para que viniera con un camión a recoger la carga, iba a la casa del propio vendedor, pesaba los sacos, pagaba, se cargaba en el camión y Pitín se ganaba su comisión. En este tiempo del zumaque, eran constantes y famosas las broncas que Romero mantenía con José María el Rana por las matas de zumaque, pues se acusaban mutuamente de habérselas quitado el uno al otro.
Como siempre iba con su botella a todos lados metida en uno de los bolsillos de su chaquetilla de franela, cuando alguien del pueblo le afeaba su conducta de bebedor, siempre contestaba con la misma frase acuñada por él mismo para tal efecto: “Si por los regajos corriera vino en lugar de agua, se vería más de una rodillera”.
Las hermanas Ruízas
Las dos hermanas “Ruízas” eran hijas de Manuel Murillo Sáez y de María Murillo Murillo.
En ellas dos se les conoce como mote pero en realidad es el segundo apellido de su abuela Antonia Sáez Ruíz que como en muchas otras ocasiones el apellido degenera en mote.
Josefa era la mayor y María la pequeña.
El hecho de generarse como mote viene dado por la escasez de mujeres en la familia Ruíz; ya que todos eran varones y hembras solo había ellas dos y para diferenciarlas del resto de los Ruíz, empezaron a llamarlas “las ruízas” de Antonia; nombre que con el tiempo se les quedó.
Josefa se casó con Juan Bueno Parente “Chirilo” en 1942 y no llegaron a tener hijos porque Josefa murió muy joven en Sevilla de una enfermedad incurable que por aquella época no tenía solución y María se casó con Juan Murillo Gómez “Juanillo” y tuvieron cinco hijos.

 Maria Murillo Ruíz, Mariquita la Ruíza
Conocida por éste mote de la familia Ruíz a través de su madre, Josefa Ruíz y de su abuelo Francisco Ruíz. El motivo es que en la familia todos eran varones y solo había dos hembras, su hermana Josefa, y ella, que era la más pequeña de las dos. Empezaron a llamarlas las “ruízas” de Josefa; pero con el tiempo solo se les quedó “las Ruízas” y al morir Josefa muy joven, solo Maríquita “la Ruíza”.
María se casó con Juan Murillo Gómez “Juanillo”. Tuvieron cinco hijos: María, Josefa, Juan, Francisco y Valentín.
Al casarse se fueron a vivir a los baldíos, al cortijo “las Perillas” donde nacieron y se criaron todos sus hijos. Cuando se vinieron al pueblo, lo hicieron a la casa que compraron en la calle Alante, en el número 25.
Al cabo de los años, tuvo que separarse de su marido por culpa de la bebida, pues a éste, le gustaba mucho el alcohol. Ella se quedó en su casa de la calle Alante y “Juanillo”, que seguía su vida en los Baldíos, cuando venía al pueblo, se quedaba en casa de su madre, que era ya muy mayor y vivía en la calle Luna.
María era baja y muy gorda, le costaba mucho trabajo andar, pero eso era también producto de los dolores de reuma que padecía; muy agudos y que le impedían moverse con cierta soltura. Cuando yo la conocí andaba ya agarrada a un silla que iba trasladando poco a poco de un lugar a otro, posteriormente se aferró a las muletas pero éstas, le causaban más dolor que bienestar y al final pasó a postrarse en una silla de ruedas. Murió en 2002.
José Murillo Muñoz, Pepe el de las Santas o Josefín
Hijo de Luisa Murillo Muñoz. Nacido el 24-01-1910, de madre soltera pues el novio de su madre se negó a darle los apellidos, se fue del pueblo y nunca más supieron de él. El abuelo de “Josefín” se hizo cargo de su nieto y recibió los dos apellidos de su hija Murillo-Muñoz.
Se casó con María del Carmen Bueno Muñoz la de “Chochogordo”. Tuvieron tres hijos: un hijo (Facundo) y dos hijas (Josefa, casada con José Parente y que se fue a Gerona- y Luisa).
El mote de “Pepe el de las Santas” le viene por que estuvo toda su vida, desde niño y desde la edad de 7 años de “aperao” y de“mozo” con la familia de “las Santas” en Valdecigüeñas, nombre con el que se conocen “Los Baldíos”; la parcela en la que estaban es la comúnmente denominada “La Nava”.
Es también conocido por “Josefín”, que aunque es un diminutivo cariñoso de José., su madre lo llamaba así porque no le salía bien al querer pronunciar el nombre diciéndole “Joselín” y lo decía al pronunciarlo como “Josefín”. Evidentemente, por eso se le quedó éste mote también. Vivía en “la Verea”.

Ø       Facundo Murillo Bueno el de Josefín
Hijo de Josefín y de Chochogordo. Soltero de profesión y bebedor de afición. Un borrachín empedernido como algunos miembros de la familia Bueno.
Cuando le daba por trabajar cogía el mulo que tenía y se dedicaba a dar algunas güebras a jornal a las gentes del pueblo. Durante muchos años se iba a vendimiar a Francia junto con otros mozos del pueblo. Muchas veces decía que había estado en Ahillones (pueblo cercano a Fuente del Arco) a ver a la novia que tenía allí, pero nunca la traía al pueblo, por lo que se deducía que había estado, pero de copas.
José Romero Bueno el Cogutario o Sonrisas
Hijo de María la Gorda y de José Barbancho. Creo recordar que sus hermanos son Urbano, María la Medalla (ya fallecida), Antonio el Wisni, Joaquina, Ana y Julián (el más pequeño de todos). Casado con Pepa la Cogutaria y por eso también se le conoce por lo de “Cogutario”. Otro mote por el que se le conoce también es el de Sonrisas, motivado a que es una persona que siempre está sonriendo.
Vive en las primeras casas de la Verea y tiene cuatro hijos: Mª de los Ángeles, Claudio, Mª del Ara y Gema. Durante muchos años trabajó en la Isla del Arroz(Sevilla). Fue aceitunero fijo durante muchos años, junto con otros miembros de su familia, en la finca “El Cuaco”, que pertenece al término municipal de Guadalcanal (Sevilla); y durante algunos fue manijero de las calles o del paro.
También fue concejal por el PSOE en una de las legislaturas en las que el alcalde era D. Tomás Pino, compartiendo concejalía junto a D. Marcial Hernández (IU), D. Sebastián Moreno y yo, Francisco Manuel Bueno (CDS), durante el periodo 1988/1992. Inolvidable experiencia.
Una de sus características era o es, que siempre iba o va en moto a todas partes.
Maria del Ara Guardado Gálvez, la Tati
Mari es la pequeña de los tres hijos que tuvo el matrimonio compuesto por Sebastián Guardado Nolasco y Emilia Gálvez Navarro. Nacida y criada en la calleAlante (actualmente Avda. Extremadura) hasta que se casó y fundó su propia familia.
Casada con Nicolás Rubio Murillo y padres de dos niñas pequeñas aún (María del Mar y Noelia), que son una auténtica preciosidad.
Su casa está en calle Pozo, en la misma casa que hace esquina y da entrada al callejón que desemboca en la cerca de Rosalía. Esta casa en su día fue del que apodaban Largo Caballero, que estaba casado con Antonia Pablos Marín.
De pequeña se crió bastante regordeta y era muy refunfuñona. Siempre estaba llorando por cualquier cosa, sin ningún motivo que lo justificara y sobre todo, cuando las amigas no jugaban con ella, se enfadaba mucho.
“Tati” se lo pusieron sus amigas Mari Grillo Murillo y María del Pilar Murillo Medrano (hija de Paquito el de Don Valentín) por que cuando eran pequeñas, se iban a la casa de Rosario la del Calentito y al llamar a su hija Nati, ella no lo pronunciaba bien y siempre decía “Tati” (cosa de críos); por eso se lo pusieron a ella y se le quedó como mote.
Conocida también como “Mari la de Emilita porque siempre nombraba a su madre cuando le preguntaban de quién era hija y ella, naturalmente, respondía siempre que era hija de Emilita la de Berra.
Manuel Guerrero Sánchez el Tereso
Fuente del Arco 18/02/1914--15/07/1991)
Hijo de José Guerrero Gato y de Teresa Sánchez Gálvez“Teresita”, que era como conocían en el pueblo a su madre.
Su nacimiento se produjo en 1914 en la casa que sus padres compartían de su propiedad en la “calle Real”, situada frente por frente de la casa de “Pepete”.
Se casó en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Fuente del Arco con María Paz Murillo “la Pesetina” el 21/04/1947, de cuyo matrimonio nace un solo hijo; Manuel, casado con María del Carmen Pino Chávez.
Solamente es conocido por el mote de “el Tereso” debido al nombre de pila de su madre. Lo más lógico es que hubiese heredado el mote de su padre y abuelo; “Gato”, pues tanto al padre como al abuelo (Santos Guerrero Gato) y a su abuela
(Juliana Gato López) que eran primos hermanos, los conocían por éste mote.
Cuando se referían a él, siempre decían “el de Teresa” y como parece que sonaba mal decir: “Manolo el de Teresa”, la gente del pueblo empezó a cambiarlo por “Manolo el Tereso” y así fue como pasó a ser conocido en el pueblo; aunque, cuando se caso conMaría “la Pesetina”, heredó el mote de la familia de su mujer y también le decían Manolo “el Peseto”.
Manolo fue contrabandista en la época posterior a la Guerra Civil, cuando los famosos“Maquis” pululaban por todas las sierra de los pueblos españoles continuando con su guerra particular en contra del régimen franquista. (“Los maquis existieron desde el 37 al 52, aunque la existencia de la guerrilla sólo fue realmente desde el 45 al 47). Pero él en estos temas nunca entró y respetó siempre a éstos “habitantes” de la sierra. Procuró en la medida de lo posible suministrarles de vez en vez, algún pedido que le solicitaban cuando se encontraba con alguna partida de ellos. Él les proporcionaba suministro a los “Maquis” y éstos a él libre circulación y seguridad por las sierras.
Tenía unos caballos negros con los cuales hacía su recorrido entre España-Portugal y viceversa. De España sacaba licores como vino, aguardiente, vinagre, alguna vez que otra aceite y cereales. Cuando el “acarreto” era de cereales, siempre llevaba un“jamelgo” para ir montado y poder así dedicar los caballos solo para la carga. Desde Portugal surtía azúcar, harina, tabaco y los enseres para fumar. Siempre procuraba viajar de noche y por los lugares menos transitados para evitar problemas. Cuando se hospedaba en alguna posada o mesón; siempre lo hacía en una de las más apartadas y de menos concurrencia, para no llamar la atención mucho; aunque habitualmente tenía por cama los “aparejos” de sus caballos, y por techo, la oscuridad de la noche o el estrellado cielo de los campos peninsulares.
En algunas ocasiones tuvo problemas con la Guardia Civil pero por fortuna, siempre solventó éstos menesteres sin tener que pisar la cárcel. Otras veces, oliéndose “el percal”, esquivaba a los del tricornio escapando por lugares que verdaderamente no pisaría ni la cabra montés.
En 1950 dejó el “negocio” tras casi 6 años dedicado a éste menester. Entonces empezó a dedicarse a la agricultura, trabajando en las tierras que la familia paterna de su mujer, María, poseían en la comúnmente conocida como “la Huerta Roguera” o como también es conocida, “la Huerta de Marín”; situada en las proximidades del pueblo.
Cuando se casó, se trasladó a vivir a “los Callejones”, comprando una casa contigua a otra que le arrendaron unos señores a los que conocían por “los Pejas” y que lindaba con la que ocupaba “el Tío Alacrán”. La primera era donde tenía la vivienda familiar y la segunda la tenía habilitada para los burros y meter los enseres y aperos del campo. Con los años, compró dicha casa y es donde su hijo Manolo puso su vivienda cuando se casó con Mary Pino.
En la actualidad, en la casa que era del “Tereso”, vive su hijo Manolo y en la otra, desde que se casó el hijo de éste, “Manolín Peseto”.
En la casa que vivía tenía montado una especie de tienda de “tapaíllo”. Vendía Celtas cortos, largos, ducados y en los últimos años, se modernizó y también tenía Fortuna,--tabacos que iba a comprar al Estanco propiedad de Félix Gálvez, que lo tenía al final de la “calle Real”, junto “a la plazoleta de las escuelas”--y que luego él revendía. Bebidas también como eran el aguardiente, vinagre, vino y cervezas. La cerveza, “el Águila”, y el vino se los compraba a Pepe “el de la Fábrica” que era el representante en el pueblo de “Bodegas Cortés”, de Llerena. Pues bien, ninguno de éstos artículos estaba a la vista. Según entrabas en su casa y en el mismo comedor, a mano derecha, tenía una especie de despensa que cubría su puerta con una cortinilla para que nadie pudiera ver lo que allí había y por si la fiscalía entraba a fisgar.
Una de sus aficiones favoritas era pelar a los burros, unas veces lo hacía en la casa, otras en el campo y por último, los pelaba en la cerca de Juanito “el de Rosalia”, en la misma esquina frente de su casa.
Manolo murió el 15 de Julio de 1991 a los 77 años. Fue un hombre que daba la sensación de ser bruto y muy torpe, sobre todo cuando iba con los burros; porque les decía auténticas barbaridades, con mucha gracia, pero se las decía. Sin embargo, al tratarlo y cuando hablabas con él, enseguida comprobaba uno que era todo lo contrario, que tenía un saber grande--y como él mismo me decía: “lo que sé, me lo enseñaron las calamidades y la misma vida”—y que atesoraba una gran calidad humana.

NOTAEl mote “Gato” de los antepasados del “Tereso” no tiene nada que ver con el mote “Gato” de los de “Juan el Gato”.
José Murillo el Traquío
Casado con Concepción González y pariente muy allegado de Angelito el Choncho. Siempre ha vivido en La Verea. Tuvo dos hijos: José, que se casó con una chica de Ahillones (donde pusieron la vivienda) y Dolores (Loli), casada con José Antonio Barradas Calado Miranda, posteriormente Mirinda.
Fue minero de la mina La Papa durante algunos años entre el periodo 1924-1965 que duró su explotación. Amigo y compañero inseparable de trabajos, juergas y borracheras de Ángel Tabales Pablos (mi tío), contaban las penas, calamidades y vicisitudes que pasaron en la mina con la extracción del mineral, encharcados en agua hasta la cintura unas veces, y otras hasta descalzos.
En una ocasión que se juntaron al cabo de los años, (mi tío se fue a Barcelona) en el bar de Viborín, contaban cómo se fueron en aquella ocasión descalzos (no podían ponerse las botas de cómo tenían los pies), a beber vino después de terminar la jornada, a uno de los bares de la Estación y estuvieron bebiendo hasta el amanecer, justo antes de volver a empezar nuevamente los trabajos. Decían que ganaban una miseria pero pa’ vino siempre había.
Lo de “traquío” decían ellos que le venía porque un día una de las carruchas se rompió y dio un tremendo traquío y creo que dijo: ¡Chachos, esa carrucha a dao un traquío y lo va a reventa’ to’!. Pero se le quedó no por lo que dijo, sino de la forma que lo dijo.
Antonio Parra Sánchez, el tío Valverde
Natural de Valverde de Llerena (Badajoz). Un buen día apareció por el pueblo sin saber por qué, seguramente buscando novia y la encontró aquí y se quedó en nuestro pueblo.
Se puso a hablarle a Antonia “la Verdura”, con la cual se casó años más tarde, naciendo del matrimonio tres hijos: Juan, Ignacio y Dolores.
Cuando se casaron, montaron su casa en La Verea, donde permanecieron viviendo hasta que emigraron del pueblo.
Una vez que se asentó en el pueblo, las gentes de Fuente del Arco, para identificarlo, lo bautizaron con el mote de el tío Valverde, por ser natural de esta localidad y por lo demás, muy corriente y característico en nuestro querido pueblo. Por dicho mote ha sido conocido durante toda su vida y son conocidos sus hijos al heredarlo de su padre.
Se dedicaba a ganar el jornal en el campo, como muchos otros jornaleros cuando le salía trabajo. Al igual que otros muchos habitantes del  pueblo, en los años del éxodo interno que se produjo en nuestro país, se vio en la necesidad de emigrar a otras latitudes en busca del sustento que Fuente del Arco no le podía brindar ante la escasez de trabajo que nuestros campos podían ofrecer a cualquier bracero y con el cual, no se podía mantener una familia ante las innumerables carencias que padecían la infinidad de éstas y que había en semejante situación en nuestro pueblo. Por tal motivo, se marcharon a Arganda del Rey (Madrid); donde actualmente residen sus hijos. 
Antonio era bastante jocoso, alegre, muy ocurrente, más bien bajo y regordete, hacía bromas de su propia sombra y si él era chiquitillo, no digamos nada de un burrillo que tenía: era más chiquinino que él y más viejo que la torre.
Aún recuerdo dos de sus múltiples ocurrencias que tenía muy a menudo: 

1º) Siempre iba a trabajar con su burrillo. Cuando iba a por leña a “la Jesa”, la gente con la que se cruzaba, que sabían de su buen talante y las buenas ocurrencias que tenía, le decían:
- “Antonio, ¿va el burrillo a poder con la carga de leña?”
Y él respondía:
- “El burrillo es chiquinino chiquinino, pero ancho, ancho”

2º) Tenía también una perra muy flaca, vaga, fea, “mu chiquinina” también y más vieja que el propio burro. Le costaba hasta trabajo andar y cuando alguien se acercaba a hablar con él y le hacía cualquier carantoña a la perra, decía:
“Cuidao con la chucha. Está cruzá con un gato montés y muerde mucho y suelta poco. ¡Guau, guau!”.- Y ladraba él mismo como si lo hiciera la perra.
Una vez que Antonio falleció en Arganda, Antonia, su mujer, se volvió a venir al pueblo y en la actualidad (2007), está en la Residencia de Mayores de nuestra localidad.
Los Verdura
Cinco hijos tuvo el matrimonio compuesto por Ignacio López Fornelio y Emilia Trimiño López. Los cinco hermanos son: Juan, Antonia, Concha, José y Antonio. Vivían todos en una de las últimas casas de La Verea. Cuando se fueron casando, cada uno puso su propia casa, a excepto de Antonio y Juan (solteros ambos), que siempre han vivido juntos en la casa paterna de La Verea.
Antonio y Juan, solteros ambos, han vivido siempre juntos en la Verea, en una de las últimas casas.
Son más bien bajos, rechonchos, recogidos y con bastantes reaños para todo. Posiblemente el mote les viene porque están todos cortados por el mismo patrón: mismo cuerpo, misma estatura. Más o menos igual que las verduras, y en especial, las lechugas.

Ø       Juan López Trimiño Verdura
El más famoso de los Verdura. Hijo de Ignacio López Fornelio y de Emilia Trimiño López. Soltero. Siempre ha vivido con su hermano Antonio (soltero también como él) en una de las últimas casas de La Verea. Juan era más bien bajo, mellao de casi todos los dientes y con tendencia a una incipiente joroba.  Famoso por sus grandes ocurrencias y siempre riéndose de todo y de todos.
Juan trabajó toda su vida de porquero en la Jesa (dehesa) de los Gutiérrez, finca en la que estaba de encargado José Barradas.
A continuación dos de sus múltiples anécdotas u ocurrencias:
1) Cuentan las buenas gentes del pueblo que en una ocasión, unos forasteros llegaron al pueblo preguntado por un tal señor Pérez Giles; al encontrarse con Juanito Verdura, le preguntaron por el tal señor y éste, ni corto ni perezoso, y sin decirles si lo conocía o no, les contestó:
- “Lo más parecido al “peregiles” que ustedes dicen que hay en este pueblo, es el Verdura y vive en La Verea”.

2) En cierta ocasión, cuando fue con su amigo Porranegra a Sevilla, se perdieron uno de el otro. Cada uno por su lado iban preguntando a la gente por el otro.
- ¿Has visto a Verdura?
- ¿Has visto a Porranegra?
Como era lógico, la gente respondía que no y Porranegra se cabreaba … Igual le pasaba a Verdura y respondía:
- ¡Estos tíos son tontos! ¡Mira que no conocé a mi amigo Porranegra, si en erpueblo lo conoce t´or mundo!
… Y así estuvieron un buen rato hasta que de repente se escuchó una voz entre tanta gente que decía:
- ¡Me cago en Dio, Verdura! ¿Ónde t´abias metío?
A lo que éste contestó:
- ¡Me cago en la Vigen, Porranegra! Y tú ¿ónde andaba?
(perdón por las expresiones)
Ante las barbaridades de aquellos singulares personajes, los transeúntes se les quedaron mirando pero, cuando comprobaron que se daban un abrazo tan fraternal (parecía que hacía mucho tiempo que no se veían) se despreocuparon de ellos y los dos personajes se fueron tan campantes como si nada.

Ø      Antonia López Trimiño la Verdura o la de Parrita
Hija de Ignacio López Fornelio y de Emilia Trimiño López. Hermana de José, Juan, Antonio, y Concha. Siempre ha vivido en la casa paterna.
Se casó con Antonio Parra (natural de Valverde de Llerena) y tuvieron tres hijos: dos varones, Juan e Ignacio, y una hembra, Dolores.
A raíz de casarse con Antonio Parra, las gentes del pueblo dejan de llamarle Antonia la Verdura para pasar a decirle; Antonia la de Parrita y a su marido, “el Tío Valverde”.
Se fueron a Arganda del Rey (Madrid), donde hoy en día viven los hijos. Al cabo de los años y tras fallecer su marido, Antonia se vino al pueblo y en la actualidad está en la Residencia de ancianos de Fuente del Arco.

Ø       Concepción López Trimiño, Concha la Verdura
Hija de Ignacio López Fornelio y de Emilia Trimiño López. Siempre ha vivido en la casa paterna.
Concepción López, casada con José Paz Fany y madre de dos hijos: José (casado y residente en Zaragoza) y María del Ara (casada con Angelín “el de Santiaguito” y viven en el pueblo). Concha y Fany siempre han vivido en La Verea.

Ø      José López Trimiño, Verdura
Hijo de Ignacio López Fornelio y de Emilia Trimiño López. Hereda el mote “Verdura” de su padre cuando éste vino de la guerra, pues según me contó uno de sus nietos (José), fue por que él decía que solo había comido “verduras” durante el periodo bélico (1936-1939).
José se casó con Dolores Hernández Barragán “la Monte”. El matrimonio tuvo tres hijos: José (casado con Antonia Bernabé), Ignacio (casado con Amalia Murillo) y Magdalena (casada con Marcial Hernández).
José ha trabajado la mayor parte de su vida en lo del “Duque” (Finca La Torrecilla) de porquero, cuando el administrador de la misma era Pedro (natural de Almendralejo). Al casarse, le dieron casa en la finca y se fue a vivir a uno de los múltiples cortijos que en ella abundan, al que llaman Villa Jamón.
La Torrecilla, al ser muy grande, ofrecía muchos y variados trabajos a infinidad de jornaleros de los pueblos de la redonda como Fuente del Arco, Guadalcanal  ó Valverde de Llerena. La mayoría de ellos vivían allí con toda su familia; por lo que había  muchos niños en edad escolar y se impartían clases de enseñanza primaria en ésta finca. Sus dos hijos, tanto José como Ignacio, comenzaron Primaria allí y la terminaron en Fuente del Arco.
La enseñanza en ésta escuela, pertenecía al patronato de Centros Culturales de Fincas por los años 60. Este Patronato era patrocinado en un porcentaje bastante alto por el mismo dueño de la finca. Era quien solicitaba a petición propia el maestro titulado al Estado y éste solo lo confirmaba y abonaba su sueldo. Estos maestros tenían la ventaja de contar con una serie de puntos más que los maestros de las escuelas de los pueblos para conseguir plaza fija en cualquier localidad (información aportada por Amparo Pérez).
La escuela estaba dentro de la misma capilla, situada justo frente de la Casa Grande (cortijo principal). La curiosidad de ésta escuela-capilla era que delante del altar había habilitada una puerta corredera de dos hojas que cuando se cerraban ocultaban el altar y se convertían en una pizarra y viceversa cuando se ofrecía la Misa (datos aportados por Ignacio “Verdura”, uno de sus hijos).
Al ser la escuela de enseñanza primaria, cuando los alumnos terminaban esta primera fase, debían de trasladarse a Fuente del Arco o a Guadalcanal para continuar los estudios superiores. Las clases las impartía el maestro titulado Francisco Murillo, hijo de Don Valentín “el Practicante”.
En cuanto a la capilla, el cura párroco era Don Santos (natural de Mérida) y el domingo, todos los trabajadores debían asistir a los oficios religiosos de obligado cumplimiento.
Cuando entró de administrador Antonio Millán Gallego el Casetero, José fue despedido y se vino a vivir al pueblo, a la última casa de El Espinillo. Estuvo durante algún tiempo en los albañiles trabajando con Facundo Pino, hasta que éste, cuando estaban trabajando en un cortijo en los baldíos, se calló del tejado y se destrozó una pierna, siendo José el que se lo trajo al pueblo a duras penas. También estuvo cogiendo aceitunas con su mujer y sus dos hijos en lo de “Doña Mariana” (Finca Bodega del Rey) del término municipal de Guadalcanal. Posteriormente, durante otros años y en las temporadas de molino, trabajó en el que era propiedad de Don Gabriel, en el relevo de Manolo Lobito. Dicho molino estaba en la casa nº 1 de la calle Alante. Poco tiempo después (año 1980) tuvo que empezar a darse de baja porque empezó a sufrir ataques de asma y no tardaron mucho tiempo en jubilarlo por enfermedad.

Ø       Ignacio López Hernández, el Verdura y el de la Monte
Es el segundo hijo del matrimonio formado por José López TrimiñoVerdura y Dolores Hernández Barragán la Monte. Se crió en el cortijo deVilla Jamón perteneciente a lo del Duque (La Torrecilla). Su padre trabajaba allí de porquero.
En los primeros años de edad escolar asistió a la escuela que había en la misma finca (ver definición en José López Trimiño “Verdura”) y cuando su padre dejó de trabajar en ella, se incorporó en su escolarización en Fuente del Arco, en las  “escuelas de arriba”, (así era como las llamábamos) situadas en calle Luna.
Tenían un patio que era una pista de baloncesto pero nosotros siempre jugábamos al fútbol y siempre embarcábamos el balón. Lo curioso es que siempre era el de Ignacio el que se perdía entre los tejados de los corrales de las casas de Justi o de Pepa la Casetera. Justi siempre nos devolvía el balón (previa bronca) pero Pepa, jamás nos lo daba. Siempre decíamos que iba a poner una tienda con tantos balones como cogía en el corral.
Uno de los motes (entre otros) por el que se le conoce también es por Ignacio “el Morcilla” por su afición a comer éste embutido cuando iba a coger aceitunas a lo de Doña Mariana (Finca Bodega del Rey), del término municipal de Guadalcanal; con sus padres y su hermano José.
Estuvo trabajando algunos años en el molino de Don Gabriel, empezó en la descarga y luego estuvo trabajando en el “relevo” con Manolo “Lobito”, que era el “Maestro del Molino”. El resto del año, trabajaba de camarero en La Cooperativa, propiedad de Manolito el Zorro. De ahí su inclinación por la hostelería y el motivo por el que emigró, muy joven aún, a la zona de la Costa del Sol; donde vivía a caballo entre ésta zona (mientras duraba la temporada hotelera) y nuestro pueblo. Hoy día tiene fijada su residencia habitual en Fuengirola donde junto con su mujer, Amalia Murillo Gordón (hija de Alfonso el Guardacampo), ambos ocupan cargos de bastante relevancia en uno de los mejores hoteles de Torremolinos (Málaga).
Dos de sus aficiones favoritas han sido siempre la caza y el fútbol.
Siempre se le ha conocido por Ignacio el de la Monte, mote que hereda de su madre, aunque también es Verdura por parte de padre.
Ø Antonio López Trimiño el Verdura
Hijo de Ignacio López Fornelio y de Emilia Trimiño López.
Siempre ha vivido en la casa paterna, junto a su hermano Juan puesto que han permanecido siempre solteros los dos; aunque Antonio casi toda su vida fue siempre novio de Isabel Cabrera la Electricista, pero nunca se casaron hasta que se cansaron.
Emilio el Electricista le decía a su hija que ese noviazgo no podía seguir así, la hija le contestaba siempre lo mismo:
¡Padre, nosotros nos queremos así! Y así siguió y así quedó.
Antonio cuando venía de ver a su novia, salía andando desde Las Erillas o Avenida de la Estación (también conocida como la barriada San José) hasta su casa sin parar de silbar alguna cancioncilla.
Siempre se ha dedicado a hacer chapuzas de albañilería por su cuenta, e incluso algunas veces, ha trabajado con Gabino el Albañil en su cuadrilla.
Manuel Paz Bueno Verraquete
(Fuente del Arco-01/02/1906—26/10/1981)
Hijo de Antonio Paz Muñoz y María del Carmen Bueno Tabales.
Era el hijo menor de los tres que tuvo éste matrimonio.
Nació y murió en la misma casa que sus padres tenían en “los Callejones”, soltero y sin descendencia; según sus propias palabras, nunca tuvo tiempo para esos menesteres porque desde muy joven dejó clara su tendencia por juergas, diversión, cartas, francachelas y bebida; en una palabra, de pasarlo bien.
De ahí las circunstancias dobles que concurrían para tener el mote que le decían “Verraquete”.

1.- Como desde joven empezó empinando el codo y era tan borracho que se ponía como un berraco (uno de los múltiples nombres que recibe el cerdo), o sea, furioso cuando se enfadaba, le decían: “Mirad como se pone el tío, como un verraquete” (cerdo joven).
2.- El otro motivo es que como tenia una cara muy dificultosa, fea y mal hecha, se parecía también a la de un berraco. Por lo cual, los dos motivos le venían como anillo al dedo.

Durante muchos años trabajaba esporádicamente, solo para mantener “los gastillos de guerra”, como le escuché montones de veces decir cuando me contaba historias de su juventud, en la casa donde vivía en Los Callejones. Todas estas historias y aventuras, hicieron mucho de sufrir a sus padres que siempre le ponían el mismo ejemplo:
--“Cualquier día vas a terminar como tu tío “Pitorro”. Ya no te acuerdas cuando entre el primo Sebastián y tú trajisteis desde los “Jarmaenes” a Antonio y a los pocos días se murió. Que pronto se te ha olvidao”.--Su respuesta era siempre la misma, no hacía caso de lo que le decían.
Así continuó muchos años hasta que decidió que vivir la vida la iba a vivir pero, trabajar, también. Por eso, desde los años 50 hasta el 70, año que se jubiló, realizó trabajos en tres oficios diferentes: en la mina, en la estación de trasbordista y en la finca de la Bodega del Rey.
… Y por supuesto sus borracheras con sus amigos que eran “Chambrita”, “Pajarito”, Viñas, Manolo “el Pipi”, Ignacio “el Cachondo” y Nicasio “Viborín”. Se recorrían todos los bares del pueblo pero donde terminaban la noche siempre era en lo de ”Viborín”. Era característico verle con la “jaqueta” de pana y la boína negra ladeada siempre hacia un lado.
Los últimos años de su vida los vivió junto con su hermana Emilia y su cuñado Ignacio en la casa de Los Callejones que estos tenían en propiedad, casi frente de la de Tabales “el Zapatero”.
Murió a consecuencia de una de sus innumerables borracheras  igual que su tío Antonio Gálvez Bueno “Pitorro.
Manuel Murillo Pérez el de Viar y el Peatón
Hijo de Manuel Murillo Ortiz y de Antonia Pérez, matrimonio que tuvieron 5 hijos: Tomás (soltero), María (soltera), Manolo (al que hace referencia el mote), Ignacio “el Diccionario” (vive en Canadá) y Antonio.
Tiene una hermana, María, que vive en “el Barranquillo”.
Se casó con Rafaela Barradas “la de Juan el Gato” y enviudó el 04/07/2005. Tuvieron dos hijos: Fernando Manuel (casado conAna María Rubio Murillo (hija de Francisco Rubio “el Pringue” y de Baldomera Murillo) y Antonia María (casada con Antonio Jiménez Pablos “el Loreño”).
Siempre han vivido en los Callejones, cerca del Pozo.
Su mote le proviene porque se crió junto al río Viar, afluente del Guadalquivir, que nace en la provincia de Badajoz y desagua en este río en el término municipal de Castilblanco de los Arroyos (provincia de Sevilla). El río Viar marca el término entre las localidades de Fuente del Arco y la Puebla del Maestre y discurre, entre otras fincas,  por la de El Puerto del Águila (término de Llerena), Los Quintos del Viar (término de Puebla del Maestre) y la finca Los Horcajos (término de Cazalla de la Sierra).
A pesar de que Manolo se crió en Viar, su padre tenía también un olivar en la solana de la Mina La Jayona, pero donde pasaba la mayor parte del tiempo fue en Viar, de ahí el mote.
Cuando se vino a vivir al pueblo, trabajó en las minas de carbón de El Charco de la Sal en Guadalcanal.
Empezó en la mina cargando el grano (carbón) en el llamado  camión de la mina, propiedad de José Bueno Lobito. Su compañero era Antonio Pérez Paz el de Rita. Primero cargaban el camión y luego tenían que descargarlo en los vagones del tren. Como era tan rápido en éstas faenas, los compañeros le pusieron por mote el Peatón, pues decían que era igual de rápido que un peatón andando o corriendo. En éstos menesteres corría el año de 1965. (Datos aportados por su hijo Fernando Manuel).
María Murillo Pérez la de Viar
Hija de Manuel Murillo Ortiz y de Antonia Pérez. Tiene un hermano, Manuel, conocido por los motes de Manolo el de Viar o Manolo el Peatón.
Ella también heredó el mismo mote que su hermano por haberse criado en el cortijo que tenía su padre junto al Arroyo el Moro, lugar abundante en adelfas, que desagua en el río Viar, afluente del Guadalquivir.
Al contrario que su hermano, María si pasaba algún tiempo en la casilla o casa de los olivos que su padre tenía en la solana de la Mina La Jayona; sobre todo en época de aceitunas y cuando iba con su madre a darle un arreglo a dicha casilla.
Cuando se tuvieron que venir al pueblo, María compró una casa en elBarranquillo; hoy día calle Valentín Murillo donde, ya muy mayor, reside todavía y a pesar de sus largos años, aún conserva los síntomas de haber sido una mujer alta, bastante gruesa, de complexión ancha, aunque no gorda y muy seria porque nunca se reía. Se caracterizaba por andar muy erguida, con paso firme y asentado y una larga zancada impropia de una mujer. Nunca se casó y su trabajo siempre lo ha dedicado a las labores domésticas y a coger aceitunas en cualquiertajo que le salía hasta que su edad se lo ha permitido.

2 comentarios:

  1. Va dirigido a las personas que han recopilado dichas historias.
    Procurad no poner cosas inventadas, puede que alguien lo tome a mal y tengais problemas.

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  2. valenti barradas castañobusco conpañero de la mili. año 1975. en raca 14 sevilla

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